En las Rías Baixas son numerosos lugares que descubrir, desde playas y pueblos marineros hasta iglesias románicas, pazos o balnearios. En esta ocasión ponemos rumbo a Mondariz Balneario, un pequeño municipio (Mondariz y Mondariz Balneario son diferentes concellos) que curiosamente puede presumir de sus muchos atractivos. Porque aunque su balneario es la razón de su origen y fama, también tiene otros pequeños lugares en los que pararse a disfrutar.

Playa fluvial en el río Tea a su paso por Mondariz. Turismo de Galicia

En el año 1873 las aguas de Mondariz fueron declaradas de Utilidad Pública por el Gobierno español, reconociendo sus propiedades medicinales a partir de los descubrimientos, casi anecdóticos, de las fuentes de Troncoso, Gándara y Sabuxans.

La Fuente de Troncoso fue el primer manantial encontrado y fue el sacerdote Domingo Blanco Lage quien lo descubrió a orillas del río Tea. Para poder disfrutar de las aguas, en 1862 se construyeron unos muros para delimitarlo, una fuente y la primera bañera termal de Mondariz.

Diez años después, el médico Enrique Peinador Vela decidió investigar junto con el ingeniero Sebastián Buceta la cuenca hidrográfica de la comarca de Mondariz, hasta llegar al manantial de Gándara, en el que se encontraron aguas fuertemente mineralizadas y enseguida vieron un gran potencial médico y termal.

Exterior del Balneario de Mondariz. Cedida

Fama internacional

La primera casa de baños que fue construida en 1880 para acoger a los primeros turistas que llegaban atraídos por las aguas medicinales, pronto se quedó pequeña, y en 1900 se inauguró el Gran Hotel. Esto, sumado a la comercialización de las aguas, empezó a dar mayor fama internacional al lugar, que llegó a rivalizar con otros grandes balnearios como el de Baden-Baden, en Alemania, y el de Bath, en Londres.

El nivel de los termalistas que acudían cada verano a Mondariz llegó a convertir el Gran Hotel en un centro social, político y cultural del que dieron cuenta Emilia Pardo Bazán, José Echagaray o Galdós en sus escritos. Fiestas amenizadas por el cuarteto Bacarat, llegado cada año expresamente de París; reuniones políticas entre ellas la celebrada, en agosto de 1929, entre Miguel Primo de Rivera y el primer ministro de Portugal, Arthur Ivens Feraz a los que se unió posteriormente el jovencísimo John Rockefeller III, heredero de la mayor fortuna de los Estados Unidos.

Se convirtió en un lugar de referencia en Europa y vivió su particular Belle Époque. Sin embargo, la Guerra Civil paralizó la vida del lugar, y un incendio ocurrido en 1973 terminó con aquella época dorada. A pesar de ello, con el paso de los años y el interés por reconstruir parte de lo que fue, Mondariz ha recuperado su esplendor y hoy en día sigue siendo un lugar de referencia, con un moderno balneario, donde destacan un circuito termal basado en la tradición Celta y su famoso spa Palacio del Agua, en el que destaca una gran cúpula de cristal situada sobre una piscina circular.

Cúpula de cristal del Palacio del Agua. Cedida

Arquitectura

Pasear hoy por esta localidad gallega que conserva la belleza de la arquitectura de finales del XIX y principios del XX, invita a viajar mentalmente en el tiempo. Entre el conjunto de edificios del balneario destaca la construcción histórica del Gran Hotel, obra del afamado arquitecto Jenaro de la Fuente.

A pesar del incendio que arrasó el edificio en 1973, hoy en día una fidedigna reconstrucción de la fachada ayuda a hacerse una idea de lo que fue. No se puede visitar su interior, porque en la actualidad es un edificio de apartamentos privados.

Lo que sí se puede hacer es pasear por sus hermosos jardines, y no perder detalle de las estatuas que lo adornan. Una está dedicada al galeno y emprendedor Enrique Peinador, y otra recuerda a un visitante ilustre muy ligado con Galicia, Sancho Gracia, caracterizado como Curro Jiménez.

Fuente de Gandara. Freepik

Los manantiales

El agua sigue brotando cada día de los tres manantiales que hay en Mondariz.

La fuente de Gándara se sitúa junto al recinto del antiguo Gran Hotel. Es un coqueto templete circular, de fácil acceso y con un manantial gratuito de aguas con propiedades terapéuticas y curativas, principalmente para afecciones de la piel.

Salta de agua en el río Xabriña. Turismo de Galicia

Destaca por su cúpula de hormigón y hierro, sujeto por clásicas columnas de granito con decoraciones vegetales en los capiteles.

Por su parte, la fuente de Troncoso, a la que se accede por un paseo a lo largo del río Tea, es un edificio modernista en el que se proyectó un salón de descanso y terrazas con vistas al río. El edificio anexo se construyó para la comercialización de las aguas medicinales. Hoy se encuentra muy deteriorado y en estado de abandono.

La tercera de las fuentes es la de Sabuxans, que se encuentra en la parroquia de Sabaxáns. Allí también se construyó un balneario, pero nunca disfrutó de la fama del de Mondariz y sus restos, entre los que todavía se mantiene en pie algunos muros, salas e incluso bañeras, han pasado al olvido entre la maleza.

Además de estos tres manantiales, en el entorno del río Tea, que atraviesa Mondariz, hay mucho más, y se ha convertido en un escenario natural muy valorado para pasear, y disfrutar por ejemplo de sus playas fluviales. Además, una de las rutas señalizadas más visitadas transcurre por uno de sus afluentes, el Xabriña, donde se puede ver varios saltos de agua y molinos reconstruidos.

Te puede interesar:

Por último, tampoco hay dejar de ver un roble centenario. Se trata de uno de los más grandes y longevos carballos conservados en Galicia. Se le conoce como Carballo da Armada o Carballo da Virxe.

Carballo da Armada, un roble centenario. Turismo de Galicia