Cantabria es una tierra que combina como ninguna el verde de sus montañas y el azul de sus mares. Los recorridos por

sus numerosos tesoros de la naturaleza proporcionan experiencias viajeras inolvidables a la multitud de personas que se acercan hasta esta comunidad norteña para disfrutar de sus paisajes, sus playas, su gastronomía, sus montes y sus parajes con encanto.

Cantabria ofrece también algunos enclaves poco conocidos que son dignos de visitar y que a veces pasan desapercibidos pero que también hacen las delicias de quienes se acercan a estos rincones.

Como lo son estas cuatro cascadas de ensueño que se pueden visitar en cualquier época del año y que también nos servirán para descubrir los innumerables tesoros cercanos de las comarcas cántabras donde se ubican.

Nacimiento del río Asón. Tucan

Cailagua o nacimiento del río Asón

Es una de las cascadas más espectaculares y sin duda una de las más fotografiadas de Cantabria.

Para llegar a la cascada de Cailagua o del Asón hay que partir desde el pueblo con este mismo nombre y hacer un recorrido circular de 9 kilómetros que se puede realizar en unas tres horas.

Tras dejar atrás los Collados y el restaurado barrio de San Antonio, te adentrarás en un paraje más frondoso con un camino paralelo al río y rodeado de robles, hayas y castaños centenarios.

Más adelante, llegarás a una bifurcación, en la que podrás continuar por la misma margen del río o vadearlo pasando por las piedras colocadas pasarlo. Los dos caminos llevan hasta la insólita cascada, con más de 70 metros de caída, que te dejará sin habla. La ruta esde una belleza incomparable y se puede hacer con niños; solo hay que tener precaución en época de lluvias.

Cascada del Tobazo. Tucan

Cascada del Tobazo

Al sur de Cantabria, compartiendo los primeros pasos del camino con el pueblo burgalés del Orbaneja del Castillo, se puede disfrutar de esta ruta circular de 14 kilómetros llena de contrastes que tiene su punto fuerte en la cascada del Tobazo, que se encuentra junto a una peculiar ermita rupestre.Tras dejar el pueblo se toma la ruta de los Chozos, que lleva a la localidad de Villaescusa del Ebro.

En la vuelta hacia Orbaneja del Castillo donde se halla el desvío hacia la cascada, perfectamente señalizado. Andando junto al río Ebro, y a apenas un kilómetro de la señal, a 800 metros de altitud, aparece una imponente cascada a 100 metros de elevación sobre el nivel del río.

Si se trata de un día soleado, no hay nada como refugiarse a la sombra de la ermita rupestre mientras se escucha la cascada. Para finalizar la vuelta, retomarás la senda anterior y podrás seguir la cuarta etapa del GR-99, atravesando un camino de ensueño.La dificultad es baja y podrás completarla en alrededor de 4 horas.

Cascadas de Lamiña Tucan

Cascadas de Lamiña

El valle de Cabuérniga se encuentra en el corazón del Parque Natural Saja-Besaya. La ruta hasta las cascadas de Lamiña se convierte en un plan perfecto para disfrutar de una naturaleza y paisaje espectaculares. Son 9 kilómetros de recorrido circular que se pueden completar en unas tres horas. Empezar el camino desde la parte alta de Barcenillas, en donde se puede dejar el coche aparcado es lo más recomendeble.

Desde allí se camina hasta el pueblo vecino de Lamiña y tres kilómetros más adelante encontrarás el arroyo del Hoyo. A los 800 metros hay que dejar la pista para bajar por un sendero que lleva hasta el arroyo Barcenillas, donde encontraremos las cascadas.

En verano es puedes disfrutar de un baño refrescante en un paraje único. Para volver, podrás retomar el mismo camino por el que has llegado a las cascadas. O bien tomar un sendero con un corto pero fuerte ascenso junto a la cascada superior, que te llevará de vuelta al arroyo del Hoyo, y más adelante a Barcenillas.

Cascada del Bolao.

Cascada del Bolao. Tucan

Cascada del Bolao

Esta cascada del Bolao es especial, puesto que el agua cae desde unos acantilados de película hasta el mar Cantábrico. La ruta circular de solo 4 kilómetros empieza en Cóbreces y es un camino sencillo que transcurre entre verdes praderas, vacas y caballos. Podrás ver los acantilados de Toñanes, donde puede ser peligroso acercarse si hay marea alta o sopla mucho viento.

Una en la base de la cascada del Bolao disfrutarás de un espectáculo natural fuera de lo común. El camino de vuelta, perfectamente señalizado, te llevará de nuevo a Cóbreces, donde conviene visitar la Abadía cisterciense Santa María de Viaceli y probar sus famosos quesos de elaboración propia.

En este vídeo podrás descubrir sus encantos.