- Francia elige este domingo a su futuro jefe de Estado entre el liberal Emmanuel Macron y la ultraderechista Marine Le Pen y entre esas dos opciones están quienes no se sienten representados por ninguno y hacen augurar un aumento de la división ciudadana en cuanto se conozcan los resultados.
“Francia está fracturada desde hace tiempo y lamentablemente seguirá así. Tenemos un espíritu revolucionario y revanchista y lamentablemente no creo que cambie. Está en nuestro ADN”, explica a Martine, de 72 años. Habla desde el mercado al aire libre de Saxe-Breteuil, en el distrito VII de París, donde el actual mandatario obtuvo en la primera vuelta del pasado 10 de abril su porcentaje de voto más alto en toda la capital, del 48,47%. “Tenemos la suerte de tener un muy buen presidente. Ha hecho lo que ha podido teniendo en cuenta la coyuntura que le ha tocado, es decir, el covid y los chalecos amarillos. No creo que tenga problema para ser reelegido. El problema llegará después, le resultará muy difícil gobernar y hacer las reformas que quiere”, teme Martine.
En ese barrio acomodado de París no es difícil encontrar votantes del antiguo ministro de Economía, que llegó al poder en 2017 con 39 años e intenta renovar mandato con 44.
“Para mí es el único que puede ser presidente. Los otros no dan la talla, no están a la altura”, señala Jean-Paul, de 81 años.
No le sorprende que Le Pen llegara a la segunda vuelta con el 23,15% de los sufragios, frente al 27,85% de Macron: “Hay muchas dificultades y la gente piensa que Le Pen las va a resolver todas. Creo que es solo una ilusión”, apunta este extrabajador del sector financiero.