El Gobierno suizo anunció hoy el levantamiento inmediato de la mayoría de las restricciones sanitarias contra la COVID-19, entre ellas la necesidad de presentar un certificado de vacunación o la de llevar mascarilla en lugares públicos.
El levantamiento de estas medidas que con mayor o menor limitación ha aplicado durante dos años, con el que Suiza retorna casi a la "normalidad" anterior a la pandemia, fue anunciado en rueda de prensa por el presidente suizo, Ignazio Cassis, y entrará en vigor mañana jueves.
Se mantendrá, no obstante, la obligatoriedad de usar mascarilla en centros de salud y transportes públicos.
"La luz se empieza a ver al final del túnel. Esta nueva etapa nos obliga a convivir con este virus, uno más, y ahora, con la mayoría de las restricciones suprimidas, la sociedad debe encontrar un nuevo equilibrio", subrayó Cassis.
El anuncio del Gobierno helvético implica la desaparición de medidas que aún estaban vigentes, como la limitación de las reuniones familiares, o la adopción del teletrabajo en las profesiones en que éste fuera posible.
Cassis pidió "respeto y solidaridad" para quienes deseen seguir protegiéndose con la mascarilla, y destacó que el certificado COVID (también disponible para personas no vacunadas pero que hayan superado la enfermedad) seguirá siendo emitido para personas que quieran viajar a países donde todavía sea obligatorio.
Por otro lado, se eliminan los requisitos de entrada al país que aún se mantenían, incluido el formulario sanitario o la necesidad de presentar pruebas de vacunación, recuperación de la enfermedad o tests negativos que aún se solicitaban a personas procedentes de determinados países con alta incidencia de contagios.
Por otra parte, los organizadores de los eventos públicos ya no necesitarán solicitar un permiso especial para ello.
Según el Consejo Federal (Ejecutivo) la evolución favorable de la situación epidemiológica y el éxito en las campañas de vacunación, han permitido dar este "importante" paso.
Las autoridades suizas calculan que en la ola ómicron se infectó de COVID-19 entre el 30 y el 40 por ciento de la población nacional, y que a consecuencia de ello el país centroeuropeo se ha dotado de cierta inmunidad frente al coronavirus, siempre que éste no evolucione a nuevas variantes más peligrosas.