- El Gobierno Vasco hizo ayer pública una declaración con motivo del 30º aniversario del Tratado de Maastricht, en la que reivindica “una Unión Europea (UE) más justa, equitativa, solidaria y sostenible”. Asimismo, plantea que “es hora de seguir profundizando en la diversidad, que no acaba en los Estados miembros, sino que continúa en su interior” y que es “una realidad y un activo para Europa”.
El Ejecutivo vasco señala que, desde el final de la II Guerra Mundial, la UE “se está construyendo paso a paso” y han sido numerosos los tratados que se han firmado en este proceso de integración. Sin embargo, añade, el de Maastricht tuvo una relevancia especial porque representó “una apuesta por la integración política de Europa, profundizando en la integración económica” y, además, “reforzó las instituciones comunitarias, dotándolas de más competencias”.
“Este Tratado supuso el nacimiento de la actual Unión Europea”, valora el Gobierno Vasco, que, entre sus aportaciones, destaca que “sentó las bases de la Unión Económica y Monetaria sobre las que, años después, se alumbraría la moneda única, el euro”. Igualmente remarca que “formuló, por primera vez de manera expresa, el principio de subsidiariedad” y también habilitó a las entidades subestatales para participar en las formaciones ministeriales del Consejo, así como creó el Comité de las Regiones, “dando lugar a una nueva gobernanza”.
Tras recordar que posteriormente vieron la luz los Tratados de Niza y de Lisboa, alude al hecho de que en la actualidad la Unión Europea se encuentra inmersa en una reflexión sobre su futuro. El Ejecutivo vasco incide en que “el contexto de esta reflexión ha cambiado” ya que, 30 años después de Maastrich, se constatan los cambios experimentados tras haber sufrido diversas crisis de carácter financiero, monetario, político o migratorio. A estos cambios, se une que el Reino Unido abandonó la Unión Europea en 2020 y ese mismo año se declaró la pandemia de covid-19, en la que se sigue “inmersos”.
En todo caso, el Gobierno considera que hay “razones para subrayar la fortaleza de nuestras instituciones”. En este sentido, alude al hecho de que la Unión haya sido “capaz de mancomunar deuda por primera vez en su historia” y el proyecto Next Generation EU es “el mejor exponente de ello”, dado que este proyecto refleja “un compromiso inédito por salir adelante trabajando en común y en una misma dirección”. A su entender, se enfrenta “un cambio de paradigma marcado por las transiciones tecnológico-digital, energético-ecológica y socio-demográfica”, un nuevo escenario en el que la ciudadanía pide “certidumbre y soluciones”.
En este contexto, reivindica que “es hora de profundizar en nuestro lema: ‘Unidos en la diversidad’”, de avanzar en la solidaridad intergeneracional y de una Europa “más integrada” que afronte los nuevos equilibrios geopolíticos. “Es hora de dotar de mayor profundidad a la dimensión económica y social del euro. Es hora, también, de seguir profundizando en la diversidad que no acaba en los Estados miembros, sino que continúa en su interior. Es una realidad y un activo para Europa”.
Por ello, aboga por “evolucionar en la nueva gobernanza, superando la regla de la unanimidad y su corolario, el veto”, y seguir profundizando en la vía abierta por el Tratado de Maastricht. De este modo, apuesta por “el reconocimiento y la participación en la gobernanza de las regiones y naciones con competencias legislativas”, tal y como se propone en la Carta RLEG, y profundizar en “la dimensión descentralizada de la subsidiariedad que, además, debiera inspirar las futuras cesiones de competencias a la Unión desde los Estados”.
Añade, además, que “Euskadi se declara, una vez más, firme defensora del proyecto de integración europeo y de los valores que la inspiran: el respeto a la dignidad humana, la libertad, la democracia, la igualdad y los derechos humanos, el activo de la diversidad en una Europa construida desde la base de las realidades nacionales que la conforman”.
Los pilares. El Tratado de Maastricht supuso el nacimiento oficial de la Unión Europea (UE) con tres pilares: la Unión Económica y Monetaria, la Política Exterior y de Seguridad Común (PESC) y la cooperación en asuntos de Justicia e Interior. Fue firmado en la localidad holandesa del mismo nombre el 7 de febrero de 1992 por Alemania, Francia, Italia, Bélgica, Holanda, Luxemburgo, Dinamarca, Irlanda, Reino Unido, Grecia, España y Portugal, y entró en vigor el 1 de noviembre de 1993.