Suecia, país que en la primera ola de la pandemia de caracterizó por aplicar medidas laxas frente a la covid-19, introducirá nuevas restricciones desde este jueves ante el temor a la expansión de la variante ómicron.
La jefa del Gobierno sueco, Magdalena Andersson, anunció en una comparecencia ante los medios una serie de medidas, que van de la extensión del teletrabajo a la prohibición en bares y restaurantes a servir a clientes de pie y sin guardar las debidas distancias.
El ocio nocturno, especialmente discotecas y clubes, quedará cerrado, también para la Nochevieja y solo están autorizadas las reuniones públicas o eventos con más de 20 personas si están sentadas. La vida comercial no esencial seguirá abierta pero con aforo reducido, lo mismo que la restauración.
Andersson llamó a observar un "comportamiento responsable" y expresó su comprensión hacia el cansancio de la población ante las restricciones, pero advirtió de que la variante ómicron se está expandiendo a gran velocidad, por lo que hay que reducir la interacción social. El país nórdico introdujo a principios de diciembre el pasaporte covid para reuniones públicas y eventos de más de cien personas, después de haber eliminado en septiembre todas las restricciones.
Su gobierno optó en la primera ola por difundir recomendaciones y apelar a la responsabilidad individual, para pasar en los meses siguientes a implantar algunas restricciones, aunque menos rigurosas que en otros países de la región. La mortalidad sueca acabó siendo tres veces superior a la danesa y siete respecto a la noruega o la finlandesa.
Actualmente su incidencia de contagios es de las más bajas de Europa -329 casos por 100.000 habitantes en 14 días, frente a los 2.036 de Dinamarca-. Pero las autoridades sanitarias suecas han advertido de la virulencia de la variante ómicron en otros países de la región y de cómo esta evolución ha debido acelerar la implantación de nuevas restricciones de cara a las fiestas navideñas.