La imparable expansión de la nueva oleada de la pandemia de coronavirus en Europa, tras la entrada en escena de la variante ómicron, hace que el continente afronte las fiestas navideñas en un escenario de restricciones, incertidumbre, nerviosismo, advertencias y llamamientos a la calma por parte de los dirigentes públicos.
El estado europeo que llevó más allá el plano restrictivo fue Países Bajos, que este domingo entró en un confinamiento que puso fin a toda actividad no esencial y que lo sitúa como posible modelo de vecinos en apuros que piensan en medidas contundentes, como el Reino Unido, cuyo Gobierno no descartó implantarlas antes de Navidad, o Alemania, que endureció las condiciones para la entrada en su territorio de viajeros procedentes de territorio británico.
Por el contrario, Francia se opone al confinamiento y al cierre de la enseñanza presencial, cuyo mantenimiento considera imprescindible, y España muestra preocupación y cautela ante la sexta ola de la covid y planea posibles mecanismos de actuación cuya ejecución deja en manos de las comunidades autónomas. El confinamiento holandés, calificado de "estricto" por el gobierno, paralizó hoy, y hasta el 14 de enero, toda la actividad no esencial, cerró la actividad de los centros educativos y limitó a dos personas los grupos en exteriores y las visitas a domicilios, ante el temor de que ómicron sea la variante dominante en Países Bajos en máximo diez días, y a pesar que los contagios diarios llevan más de una semana con tendencia a la baja.
La medida supone que solo podrán abrir los supermercados, las farmacias y las gasolineras hasta las 20:00 horas (19:00 GMT), además de los servicios mínimos, pero no se aplica un toque de queda ni se prohíbe salir a la calle. En el Reino Unido, el ministro de Sanidad, Sajid Javid, expresó hoy su incertidumbre ante los efectos de ómicron y, por ello, la necesidad de cautela después de que el Reino Unido registrase este sábado, según las últimas cifras oficiales, 90.418 nuevos casos, casi el doble que hace una semana.
De momento, las autoridades impusieron recientemente la obligatoriedad de llevar mascarilla en el transporte público y espacios cerrados, así como de presentar un pase covid, para entrar en grandes eventos, que demuestre que una persona está vacunada o tiene test negativo. Alemania, donde la incidencia acumulada de covid-19 sigue bajando, considerará a partir de la próxima medianoche al Reino Unido como zona de riesgo por variante del virus, lo que implica un endurecimiento de las medidas para la entrada en territorio alemán de personas procedentes de territorio británico.
En un semana , la incidencia acumulada cayó de 390, 9 nuevos contagios por cada 100.000 habitantes en siete días a 315,4, frente a 321,8 ayer y 372,7 hace un mes, según datos del Instituto Robert Koch (RKI) de virología actualizados la pasada madrugada. Rusia, que registró este domingo 27.967 nuevos contagios y 1.023 muertes por covid-19 (con lo que se reafirma una tendencia a la baja y el retorno a los niveles de octubre pasado), informó de 25 casos de la nueva variante ómicron e impuso restricciones para la entrada al país de extranjeros procedentes de Hong Kong y algunos países del sur de África.
España reconoció este domingo el "riesgo real" de la sexta ola de contagios de coronavirus, que avanza imparable, y el presidente de su gobierno, Pedro Sánchez, pidió "intensificar" las medidas para frenarla, a la vez que se comprometió a coordinarlas con las autonomías, para lo que convocó para el miércoles una reunión con los presidentes regionales.
A cuatro días del comienzo de las fiestas navideñas, España se encuentra en riesgo máximo de transmisión vírica, con más de 33.000 casos nuevos notificados tan solo el viernes pasado, cuando parece que la variante ómicrón, mucho más contagiosa, acabará por ser la dominante en el país.
El Gobierno francés aseguró hoy que hará todo lo posible para evitar otro confinamiento con la nueva oleada que se viene encima con la variante ómicron, según el ministro de Educación, Jean-Michel Blanquer, que insistió en que si hay nuevas restricciones "la escuela es lo último que hay que cerrar".
El descontento con las medidas restrictivas condujo hoy a medidas de protesta en Bélgica e Italia, como continuación a las del sábado en Luxemburgo. En la capital belga alrededor de 3.500 personas, según la policía, y 50.000 según los convocantes, se manifestaron contra el certificado digital covid, que en Bélgica se exige para acceder a la hostelería o los eventos culturales, y contra la obligatoriedad de la vacunación entre los sanitarios o los bomberos.
Un grupo de participantes lanzó en Bruselas a la policía belga petardos, ramas, adoquines y botellas de vidrio, a lo que los agentes respondieron con gases lacrimógenos y trece detenciones, según la radiotelevisión pública RTBF. En la capital italiana, un grupo de sanitarios asaltó la asamblea del Colegio de Médicos en Roma para protestar contra la obligación de la vacuna del coronavirus y por la suspensión de los colegas que no cumplieron esta disposición.
Los asaltantes, unos cuarenta facultativos, irrumpieron en la asamblea, que tuvo lugar en el hotel Villa Palace de la capital, al grito de "vergüenza" y "mafiosos", según mostraron los medios locales, con vídeos en los que se ven momentos de tensión y forcejeos. En el ámbito de las vacunas, la Comisión Europea (CE) acordó este domingo con BioNTech-Pfizer acelerar la entrega de su vacuna contra el coronavirus a los países comunitarios, con lo que los Veintisiete recibirán 20 millones de dosis adicionales durante el primer trimestre de 2022.
Asimismo, la Agencia Europea del Medicamento (EMA) decidirá este lunes sobre si Novavax puede ser la quinta vacuna de la covid-19 en el mercado europeo, lo que de aprobarse llegaría un año después de la luz verde a Pfizer, la piedra angular de la campañas de vacunación europea.