- Socialdemócratas, verdes y liberales alemanes abrieron ayer la negociación formal para lograr la nueva coalición de Gobierno con esa constelación inédita a escala federal y el objetivo de convertir a Olaf Scholz en el nuevo canciller hacia la festividad de San Nicolás, que se celebra el 6 de diciembre.
La alusión a esa fecha tiene en Alemania una significación especial. Por un lado, plasma la voluntad de no eternizarse negociando; por otro, dejaría a Merkel sin el récord de permanencia en el poder de Helmut Kohl. Para alcanzarlo, debería seguir como canciller hasta el 17 de diciembre.
Los secretarios generales de los tres partidos implicados -Klingbeil, el verde Michael Kellner y el liberal Volker Wissing- especificaron las tres fases de una negociación compleja, coincidieron, destinada a llevar adelante la “modernización largamente postergada” de Alemania, en palabras del liberal.
La cuestión más espinosa es la financiera. Confronta la visión del líder de Partido Liberal (FDP), Christian Lindner, aspirante a ministro de Finanzas y defensor de la línea de austeridad; y la del copresidente de los Verdes, Robert Habeck, partidario de flexibilizar el Pacto de Estabilidad de la Unión Europea.
El preacuerdo suscrito entre los tres potenciales aliados, base para la negociación formal, deja margen a interpretaciones en el apartado titulado “Inversiones de futuro”. La década del 2020 debe orientarse hacia una política que “aumente claramente la inversión pública y privada”.
No habrá subidas de impuestos -una de las líneas rojas del FPD- y ni se cambiará un Pacto de Estabilidad que “ya ha demostrado su flexibilidad” y “sobre cuyos fundamentos queremos garantizar el crecimiento sólido y unas inversiones sostenibles y ecológicas”.
La formulación es suficientemente abierta -o ambigua- como para que pueda leerse en ella una victoria anticipada de Lindner o una mano tendida a Habeck, representante del segundo partido de la coalición.