La sede del Parlamento Europeo en Estrasburgo (Francia) se convirtió este viernes en el punto de encuentro de unos 4.000 jóvenes europeos que participan esta semana en el Evento Europeo de la Juventud (EYE) para debatir y diseñar, a través de sus peticiones, recomendaciones y deseos para el futuro de la Unión Europea tras la pandemia.
En el arranque de las sesiones, que reúnen tanto de forma telemática como presencial a miles de jóvenes entusiastas con el proyecto europeo, la eurodiputada popular y vicepresidenta de la Eurocámara, Katarina Barley, se dirigió a los participantes para animarles a que sean ellos quienes defiendan el ideal de club comunitario que anhelan. "Venís de diferentes partes, habláis diferentes lenguas y tenéis diferentes tradiciones, pero nuevos valores son proeuropeos", subrayó.
El objetivo de estos dos días de reflexión, en el que las próximas generaciones tendrán la voz cantante, es trasladar a las instituciones cómo imaginan la UE del mañana, porque el proyecto actual "no está listo para el siglo XXI", defendió el eurodiputado liberal Guy Verhofstadt.
"Son los jóvenes quienes tienen que decir cómo quieren que las cosas cambien", señaló el político belga, quien también es el copresidente del Comité Ejecutivo por la Eurocámara de la Conferencia sobre el Futuro de Europa.
Medio ambiente, asuntos exteriores, derechos humanos y digitalización, entre otros temas, serán el centro de debate en estos días de reflexión ciudadana y en los que los jóvenes tendrán la oportunidad de tomar un papel activo en la configuración del proyecto europeo post covid.
Celebrado anualmente, este año las propuestas que salgan este sábado al cierre del evento, en el que se sucederán mesas redondas, paneles y otras actividades, serán trasladadas a la Conferencia sobre el Futuro de Europa, cuyas conclusiones, que se presentarán en la primavera de 2022, deberán dar pie a propuestas de reforma del proyecto comunitario.
Pero para que estas reformas se lleven a cabo, una vez esas conclusiones se hayan consensuado, será necesario que la clase política y ciudadana se implique y, cuanto más ambicioso sea el deseo del cambio, mayor tendrá que ser esa implicación, argumentó Barley durante el debate inicial.
Con ansias de reforma y de proponer ha llegado a Estrasburgo Isabel Otero, coordinadora del Foro por el Futuro de la Unión Europea de la organización Equipo Europa, donde esbozaron cien propuestas que presentarán próximamente a la Comisión Europea y a la Eurocámara para lograr, entre otras cosas, mejorar el Estado de derecho o una revisión democrática en temas como igualdad y medio ambiente.
"Debemos seguir siendo ambiciosos para que esto surja y llegar a buen puerto y no quede en un papel", dijo sobre cómo quiere que la UE materializa las metas fijadas en temas como la eliminación de plásticos y la lucha contra el cambio climático.
Elena Pons, otra de las participantes, opinó que en el futuro post pandemia será necesario que los Estados miembros cedan más competencias en el campo sanitario y que la salud mental esté en el centro de las nuevas políticas. Como futura médica, Pons señaló que la UE puede poner los "medios necesarios" para asegurar un acceso justo e igualitario a un tratamiento psicológico, sobre todo para las personas que "menos se lo pueden permitir" y que son "las que más lo pueden necesitar".
En el primer día de sesiones, esta joven pudo comprobar como el "eurofrikismo", como ella lo define, se ha instaurado entre todos los asistentes que han llegado con el deseo de aportar su granito de arena en lo que espera que sea el inicio de una gran reforma de la UE.