- El primer ministro en funciones, el socialdemócrata Stefan Löfven, que dimitió el lunes pasado, recibió ayer el encargo de intentar formar un nuevo Gobierno después de que el líder de la oposición, el conservador Ulf Kristersson renunciara a su mandato ante la imposibilidad de lograr los apoyos necesarios.
Kristersson había recibido ese mismo encargo hace dos días, pero ayer entregó de nuevo el mandato al presidente del Parlamento, Andreas Norlén, al constatar que tiene a la mayoría de la Cámara en contra.
Las dudas sobre el voto de un par de diputados se han resuelto, una vez que la centrista Helena Lindahl confirmó que seguirá la línea de su partido y apoyará a Löfven, y que el Partido Socialdemócrata haya solucionado la baja de una parlamentaria sustituyéndola por la dimitida ministra de Agricultura, Jennie Nilsson. “Mi mensaje sigue siendo que el Partido Socialdemócrata y yo estamos listos para asumir la responsabilidad, junto con otras fuerzas constructivas, de llevar el país hacia adelante”, declaró en un comunicado Löfven, que debe informar de sus avances a Norlén el lunes como muy tarde, por lo que una eventual votación en la Cámara no podría celebrarse antes del miércoles.
Norlén ha mostrado su intención de acelerar el proceso y que a finales de julio haya ya un nuevo ejecutivo o que se hayan celebrado cuatro votaciones fracasadas en el Parlamento, lo que supondría automáticamente la convocatoria de elecciones extraordinarias.
La Constitución sueca establece que debe haber comicios ordinarios cada cuatro años, de ahí que los comicios anticipados sean una rareza en este país nórdico. Los últimos fueron en 1958.
Löfven no tiene en principio una mayoría en contra en el Parlamento para ser elegido primer ministro, pero debe vencer las reticencias de los centristas, partido clave en las negociaciones, antes de que pueda cerrar cualquier pacto con el Partido de Izquierda.