- El escándalo del eurodiputado ultraconservador húngaro que se saltó las restricciones contra el coronavirus para asistir a una orgía gay amenaza con debilitar la situación del partido Fidesz y el propio Viktor Orbán en el marco de la Unión Europea, pero no tanto en su bloqueo del plan de recuperación pospandemia.
La presencia de József Szájer, uno de los fundadores de Fidesz y arquitecto de su deriva ultraconservadora, en la fiesta sexual descubierta por la policía en la capital belga ha sido blanco de críticas al señalarse que él mismo redactó una enmienda a la Constitución húngara para defender el matrimonio como la unión entre un hombre y una mujer.
Ante el silencio generalizado de sus colegas del Partido Popular Europeo en la Eurocámara, el presidente del partido, Donald Tusk, ha alzado la voz en Twitter para plantear: “¿Qué más tiene que hacer Szájer, para que os deis cuenta de que no encaja en nuestra familia?”.
El Gobierno húngaro, en mayoría absoluta desde hace más de una década, tiene desde hace casi dos años un frente abierto con Bruselas por sus medidas que menoscaban la independencia judicial y la separación de poderes, a raíz de las cuales se le abrió un proceso sancionador que podría derivar en la retirada de su derecho a voto en el Consejo de la Unión Europea (UE).
Pese a esta amenaza, ni la Comisión Europea ni su familia política conservadora han logrado avances con el gobierno de Orbán, cuyo partido lleva casi dos años suspendido como miembro del Partido Popular Europeo después de que en marzo de 2019 doce delegaciones de la familia política forzaran un voto al respecto.
En aquel momento, el detonante fue una dura campaña de Orbán contra el entonces presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, que también pertenecía al PPE, y este año de nuevo trece delegaciones del partido han vuelto a pedir la expulsión de la sección húngara.
La pandemia mantiene sin fecha la asamblea política en la que se debatiría esta expulsión, ya que debe celebrarse un voto en persona y las actuales restricciones sanitarias impiden este tipo de eventos multitudinarios.
No obstante, este frágil equilibrio reabre el debate de si es más conveniente cortar por lo sano o mantener a Fidesz bajo el ala del PPE para que no pase a engrosar las filas de los grupos conservador o ultraderechista en la coyuntura actual de ascenso de la extrema derecha y el populismo.
Sin relación con el incidente de la orgía, varios diputados populares se están movilizando para expulsar al actual jefe de la delegación húngara, Tamás Deutsch, quien recientemente acusó al líder del grupo, Manfred Weber, de expresarse como la Gestapo o la policía secreta húngara durante el comunismo al decir que Hungría no tenía nada que temer si cumplía con los valores del Estado de Derecho.
Karas ha empezado ya a recoger firmas dentro del partido para pedir la expulsión de Deutsch del grupo popular en la Eurocámara y solicita que se decida al respecto el próximo 9 de diciembre en un voto que necesita el apoyo de dos tercios de los miembros del partido para salir adelante.
En la noche del miércoles, el diputado austríaco afirmaba en Twitter contar con 30 firmas a favor de la expulsión de un total de 187 eurodiputados, a una semana de que se celebre la votación.
“¿Qué más tiene que hacer Szájer para que os deis cuenta de que no encaja en nuestra familia?”
Presidente de Fidesz