- El presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, insistió ayer en una llamada con el presidente ruso, Vladímir Putin, en la necesidad de un “diálogo inclusivo” y un “proceso pacífico y democrático” para que Bielorrusia supere su actual crisis.
“Solo hay un camino hacia delante: a través de un diálogo político inclusivo y un proceso pacífico y democrático”, indicó Michel a través de su perfil en la red social Twitter, en el que informó de que acababa de hablar con el líder ruso.
Ésta es la segunda llamada telefónica en tres días entre los dos mandatarios, que ya hablaron el martes en la víspera de una cumbre extraordinaria por videoconferencia de los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea (UE) para abordar la situación en Bielorrusia.
“Ayer, los Veintisiete expresaron su solidaridad con el pueblo de Bielorrusia en su deseo de determinar su propio futuro. Hoy, reiteré esto al presidente Putin”, agregó Michel.
Los líderes comunitarios decidieron el miércoles no reconocer los resultados de las elecciones presidenciales en Bielorrusia del 9 de agosto, en los que se proclamó vencedor el actual mandatario, Alexandr Lukashenko, en medio de acusaciones de fraude, lo que motivó multitudinarias protestas en las calles que fueron reprimidas.
Los Veintisiete también rechazaron que haya injerencias externas y pidieron que la solución la encuentren los propios bielorrusos.
Preguntado tras la cumbre por el papel que espera de Rusia, país aliado de Lukashenko, Michel recalcó que “el futuro de Bielorrusia tiene que ser decidido por los bielorrusos”, no en Bruselas ni en Moscú.
“Es importante que en ambos lados, Moscú y Bruselas, apoyemos todos los esfuerzos por lograr una solución pacífica”, comentó entonces.
Las autoridades bielorrusas iniciaron ayer un proceso penal para disolver el consejo coordinador de la oposición, encargado del traspaso pacífico del poder y que aglutina a los principales enemigos del presidente, Alexandr Lukashenko.
“La creación y las actividades del consejo coordinador están encaminadas a tomar el poder del Estado y dañar la seguridad nacional de Bielorrusia”, informó Alexandr Koniuk, fiscal general bielorruso, a la prensa.
La fiscalía abrió una causa penal contra el órgano opositor, que celebró esta semana su primera reunión y cuyos miembros podrían ser condenados a cinco años de cárcel en virtud del artículo 361 del código penal.
Según dicho artículo, se castiga tanto los llamamientos a tomar el poder, como el hecho de dirigirse a otros países u organizaciones internacionales para que lleven a cabo acciones que dañen la seguridad nacional. “La creación de dichos órganos no está contemplada por la legislación”, agregó el fiscal.
Lukashenko la tomó en sus últimas intervenciones con el consejo, al que acusó abiertamente de intentar hacerse con el poder, romper las relaciones con el Kremlin, prohibir la lengua rusa y echarse a los brazos de la Unión Europea y la OTAN.
El jurista Maxim Znak, miembro del presidium del consejo, respondió a la causa penal negando que sus miembros hubieran violado la ley.
“El consejo prosigue su trabajo. Ni en los documentos ni en las actividades del consejo hay elementos ilícitos. El consejo expresa la postura cívica de la sociedad. Por el momento, aquí eso no es un crimen”, aseguró.
La UE no reconoce las elecciones del 9 de agosto. Los líderes comunitarios decidieron el miércoles que no reconocer los resultados de las elecciones presidenciales en Bielorrusia del 9 de agosto.
Michel y Putin, en contacto por Bielorrusia. El presidente del Consejo Europeo y el presidente ruso han mantenido el contacto estos últimos días para abordar la situación del país. Para Michel, el futuro de Bielorrusia debe ser decidido por sus ciudadanos, y no por la presión rusa ni por Bruselas.
El ministro de Exteriores bielorruso advirtió que el país “ha retrocedido varios años” debido a los acontecimientos de las últimas semanas. Recordó que debe haber cambios, pero “no con el coste del enfrentamiento civil”.