El Reino Unido ha advertido este viernes de que es necesario un "cambio de enfoque" por parte de la Unión Europea (UE) para avanzar hacia el acuerdo de nueva relación bilateral antes de que ambos lados del canal de la Mancha rompan definitivamente sus lazos a finales de este año.

Tras concluir la tercera ronda de negociaciones con "muy escasos progresos", el negociador jefe del Reino Unido, David Frost, recalcó que el principal obstáculo son las normas que Bruselas quiere implantar para asegurarse de que las empresas británicas cumplen unos estándares comunes y no obtienen ventajas competitivas.

"El mayor obstáculo es la insistencia de la UE en incluir un conjunto de nuevas y desequilibradas propuestas en el llamado 'level playing field' ('campo de juego en igualdad de condiciones', en inglés), que atarían a este país a las normas y estándares comunitarios", dijo Frost en un comunicado.

La cuestión de los derechos de las flotas pesqueras europeas en aguas británicas continúa siendo otra barrera importante para el acercamiento, si bien Londres admite que ha habido por primera vez un "diálogo útil" en es terreno, una vez el lado británico ha presentado un borrador legal con sus propuestas.

CUENTA ATRÁS PARA UNA EVENTUAL EXTENSIÓN

A principios de junio se celebrará la cuarta y última ronda de contactos antes de la reunión de alto nivel en la que se debe decidir si se han hecho progresos suficientes en el diálogo y determinar si se extiende el periodo de transición del Brexit, fijado por ahora hasta el 31 de diciembre.

Más allá de esa fecha límite, el Reino Unido pasaría a comerciar con la UE en base a las normas de la Organización Mundial de Comercio (OMC) y se rompería la colaboración bilateral en multitud de ámbitos adicionales si no se hubiera cerrado un acuerdo para entonces.

Londres ha recalcado que no tiene intención de solicitar ni aceptar extensión alguna de ese plazo y que el Gobierno está dispuesto a pasar a comerciar con la UE en "términos australianos".

El Ejecutivo se refiere en ocasiones con esa expresión a un escenario de Brexit sin acuerdo, dado que no existe un tratado de libre comercio entre el Reino Unido y Australia, por lo que su relación se basa en las normas básicas de la OMC.