La ciudad italiana de Bérgamo (Lombardía, norte), la más afectada por el coronavirus, presenta por primera vez en mes y medio la sala de urgencias de su hospital Papa Giovanni XXIII vacía, una imagen que demuestra cómo el país está conteniendo progresivamente la pandemia.
Los pasillos de urgencias están libres, la sala de espera prácticamente sin gente y los ingresos diarios se han reducido hasta lograr casi a una situación normalidad, pero llegar hasta aquí no ha sido fácil para una ciudad que cuadruplicó en marzo la media de fallecidos en el último decenio.
"Hemos salido de la fase aguda, lo intentamos y lo logramos. Finalmente hemos conseguido que haya más altas que fallecidos", ha explicado el jefe de la unidad de cuidados intensivos del hospital, Luca Lorini, en declaraciones al diario italiano "La Repubblica".
El hospital llegó al límite de su capacidad a mediados de marzo y entonces hasta 500 personas con coronavirus estaban ingresadas, pero actualmente ha conseguido respirar y tiene hospitalizadas menos de 300.
Además, el número de pacientes que diariamente ingresan con coronavirus es menor o está en línea con la cifra de aquellos que necesitan asistencia para otras enfermedades, mientras que en los peores momentos de marzo los pacientes con COVID-19 llegaron a quintuplicar a los enfermos con otras patologías.
Otra de las imágenes que testimonia el control de la pandemia la ofrece la iglesia del cementerio de la ciudad, que se encuentra vacía, pero que llegó a convertirse en una morgue a finales de marzo.
El 19 de marzo, dieron la vuelta al mundo las imágenes de camiones militares que transportaban decenas de féretros de víctimas del coronavirus para su incineración en otros lugares del país, después de que el cementerio de la ciudad quedara saturado.
Según un informe del diario "L'Eco di Bergamo" y la agencia de investigación y análisis de datos InTwig, 446 residentes de Bérgamo fallecieron entre el 1 y el 24 de marzo, cuatro veces más que los 98 muertos registrados de media en los últimos diez años.