Bruselas - En 2018 la Unión Europea (UE) no ha conseguido levantar la cabeza después de casi una década de crisis existenciales. El Brexit sigue sin cerrarse, la reforma de la Eurozona que prometía establecer esperanzas en el futuro ha quedado en nada e Italia se aleja del proyecto común. Definitivamente, no ha sido un buen año para la UE. Llevamos diez años de policrisis, una detrás de otra, casi sin espacio entre ellas y sin tiempo para creer en una primavera europea que solo asomó la cabeza a medidos del 2017 para rápidamente volver a desaparecer durante el 2018.

Italia en manos de Salvini En marzo de 2018 las elecciones generales italianas dejaron el poder en manos de una coalición populista conformada por los antisistema del Movimento 5 Stelle (M5S) del ahora viceprimer ministro Luigi di Maio, y la xenófoba Lega, del también ahora viceprimer ministro Matteo Salvini, que también ha ocupado la cartera de Interior. Roma se ha convertido en un dolor de cabeza para la UE. Salvini ha aprovechado el poder para señalar a la UE como la culpable de la crisis migratoria y ha convertido su gestión de la migración en un espectáculo en Facebook Live. Mientras, el Gobierno acordó unos presupuesto que en principio llevaba al déficit hasta el 2,4% frente al 1,6% pactado con la UE obligando a la Comisión Europea (CE) a rechazar por primera vez unas cuentas nacionales. Ahora Roma se ha comprometido a reducir el déficit hasta el 2%, aunque Bruselas sigue insistiendo en que se reduzca todavía más el gasto.

La estrella de Macron se apaga Cuando Macron llegó al Elíseo sabía que la tarea sería difícil. Pero quizás no era consciente lo complicado que iba a ser. Su idea no era solo reformar Francia, algo que han intentado muchos de sus predecesores fracasando en todas las ocasiones, sino también reformar la UE. Para conseguir los cambios en casa el presidente francés sabía que tendría que soportar muchas protestas en las calles. Y durante casi todo el año ha mantenido el pulso pero las revueltas de los llamados chalecos amarillos contra un impuesto verde al gasoil acabó provocando que el líder galo diera su brazo a torcer y anunciara un paquete de medidas, entre ellas la subida del salario mínimo unos 100 euros, que pueden hacer que París roce el 3% del déficit en su presupuesto de 2019.

El final de Merkel Tampoco ha sido un buen año para Angela Merkel, canciller alemana. La líder germana ha visto como su partido democristiano (CDU) ha perdido elecciones clave en Alemania y como sus socios en Baviera, la CSU, han perdido la mayoría absoluta con la irrupción de la extrema derecha y por el ascenso de unos Verdes más moderados en lo económico. Al final, rodeada por las críticas, la canciller tomó a finales de año una decisión difícil: renunciar a volver a presentarse al liderazgo de la CDU, un cargo en el que le sucede su protegida Annegret Kramp-Karenbauer (AKK).

Eurozona, oportunidad perdida La gran damnificada de 2018 ha acabado por ser la reforma de la Eurozona. Primero Macron se encontró con un Berlín que ha puesto muchas trabas a sus peticiones de reformas para la zona euro, y después, cuando Alemania, con una Merkel ya debilitada, decidió sentarse a la mesa con París, las propuestas de reformas fueron menores y han acabado por fracasar. Ahora debe decidir si sus últimos años como canciller da un salto adelante a nivel europeo o seguirá manteniendo la misma postura.