Bruselas - Más de 2.500 personas salieron este domingo a la calles de Kothen, en el este de Alemania, para decir ‘no’ a la inmigración. Las nuevas protestas convocadas por la extrema derecha llegan pocos días después de las acontecidas en Chemnitz, que saltaron a la luz mediática mundial por sus consignas neo-nazis. La tensión en las calles ha abierto además otro frente interno a la canciller Merkel: esta vez con sus Servicios de Inteligencia. Apenas 160 kilómetros separan las localidades de Kothen y Chemnitz, en el este de Alemania. Pero en cuestión de días, han estado mucho más próximas. El 26 de agosto, se filtró la identidad de dos jóvenes solicitantes de asilo sospechosos del asesinato de un alemán en un festival. El caso todavía se está investigando, pero su arresto fue la chispa que empujó a miles de personas a las calles de Chemnitz con consignas anti-refugiados e incluso el saludo nazi. La herida del pasado en el este de Alemania no deja de supurar desde entonces.
Pocos días después, 2.500 personas han vuelto a salir a las calles de la vecina Kothen convocadas por partidos de extrema derecha como Alternativa para Alemania (AfD). Las dos localidades son bastiones históricos del partido. Llaman la atención sus similitudes de los dos casos. La noche del sábado, un joven moría en circunstancias que todavía se investigan. La autopsia ha revelado que se debió a un paro cardíaco, pero existen indicios sobre una posible reyerta que habría provocado heridas graves a la víctima. La pesquisa apunta a dos personas de nacionalidad afgana. Aunque la Fiscalía ha aclarado que los golpes de la pelea no causaron de forma directa la muerte de la víctima. Mientras que Chemnitz pilló a las fuerzas de seguridad germana con el paso cambiado, en el caso de Kothen el despliegue fue mucho mayor y la marcha del domingo se saldó sin demasiada violencia. - M. G. Zornoza