Bruselas - El calendario europeo de este verano arranca el 6 de agosto, con la entrada de las sanciones económicas de Estados Unidos a Irán. La UE trabaja a contrarreloj para ofrecer garantías al país de los ayatolás de que sus empresas permanecerán en el reino chií a pesar de las penalizaciones del gigante norteamericano. Pero no está siendo una labor fácil. Las grandes compañías no terminan de ver las ventajas de permanecer en Teherán y cerrarse otros mercados como el estadounidense mucho más potente.
El bloque comunitario siempre ha defendido a capa y espada el JCPOA (Plan de Acción Conjunta), como se conoce el acuerdo nuclear iraní de forma oficial. Lo ve una garantía de estabilidad en la región, en Europa y en el mundo al privar a Irán de una bomba nuclear. Pero los ayatolás advierten: si no se protegen sus intereses económicos no tendrán motivo alguno para seguir adelante con él, mucho menos tras el desmarque y provocaciones de Donald Trump, presidente de Estados Unidos.
Algo menos de un mes después, Suecia celebra elecciones. Los suecos acuden el 9 de septiembre a las urnas en unas elecciones contagiadas por la tendencia actual en la Unión Europea: el auge de la extrema derecha. Los ultras Demócratas Suecos, con raíces fascistas, tienen posibilidades de alzarse con la victoria. En su programa contemplan realizar un referéndum sobre la permanencia en la Unión y una mano dura con la migración. Otro huracán para la Unión Europea, que no consigue dar con la fórmula para combatir el aumento de los extremismos eurófobos y xenófobos.
Pero si hay un tema que destaca por encima del resto es el de los refugiados. La migración ha causado una crisis política en la Unión de dimensiones que no se recuerdan. “Mucho más que la crisis económica”, reconocen distintas fuentes comunitarias.
El odio como máquina de votos El bloque intenta lidiar con gobiernos populistas como el italiano o Visegrado que han hecho de su discurso del odio una máquina de votos. Uno de los capitanes de la línea dura, Austria, donde la extrema derecha se encuentra en el Ejecutivo, tutela en estos momentos la Presidencia rotatoria del Consejo. Cada Presidencia tiene la oportunidad de celebrar una cumbre informal de su tema prioritario. La de Sofía versó sobre los Balcanes. El 20 de septiembre, la ciudad austriaca de Salzburgo acogerá la cumbre sobre “seguridad e inmigración ilegal”. Su objetivo es reforzar las fronteras externas y echar el cerrojo.
El triunfo de este plan depende en gran medida de las famosas “plataformas de desembarco” en países terceros.