París - Alexandre Benalla, el exguardaespaldas de confianza del presidente francés, Emmanuel Macron, fue imputado ayer por cargos de violencia contra manifestantes, uso ilegal de distintivos policiales y acceso indebido a imágenes de seguridad pública. Banella, de 26 años, y hasta ahora adjunto al gabinete de Macron responsable de los temas de seguridad, ha sido judicialmente implicado por la disolución de una manifestación el pasado 1 de mayo, un escándalo por el que también han sido imputadas otras cuatro personas.
Esos mismos delitos, excepto el relativo a las cámaras de seguridad, atribuye a Vincent Crase, responsable de seguridad del partido de Macron, que participó junto a Benalla en la represión de la protesta del pasado 1 de mayo en una céntrica plaza de París y que también fue imputado por llevar armas. Tres oficiales de alto rango de la seguridad de París fueron imputado, por su parte, por haber cedido a Benalla las imágenes de las cámaras de seguridad, con las que el exguardaespaldas pretendía defenderse tras la revelación del caso el pasado miércoles. Los cinco imputados fueron dejados en libertad pero con medidas cautelares, como la prohibición de ejercer funciones de servicio público para los dos primeros y de volver a su puesto para los tres policías, mientras que a todos ellos les prohíbe entrar en contacto entre ellos. Tras dos días de interrogatorio a Benalla y Crase, la Fiscalía había pedido esa imputación y las medidas cautelares.
Benalla y Crase fueron arrestados el pasado viernes para ser interrogados sobre los hechos desvelados por vídeoaficionados en los que se les veía agrediendo a manifestantes en las protestas del 1 de mayo en París. La Fiscalía ha encontrado elementos que justifican iniciar una investigación, y en concreto pide confirmar si ambos cometieron actos violentos durante la marcha, como sugieren las imágenes grabadas y difundidas en las redes sociales. La justicia francesa deberá determinar también si Benalla y Crase utilizaron de forma ilícita distintivos policiales y portaban armas de tipo B (pistolas y revólveres). En las imágenes se ve al guardaespaldas de confianza de Macron con un casco de antidisturbios, reservado a las fuerzas del orden, y portando un brazalete policial.
Según confirmó a Efe la Fiscalía, la investigación también tratará de determinar si cometieron delitos contra el secreto profesional y desvío de imágenes del sistema de vigilancia con cámaras de vídeo de la ciudad de París. Esta última parte incluye también la investigación a otros tres agentes de elevado rango de la Policía de la capital, a quien Benalla pidió supuestamente las grabaciones de esas cámaras después de que el diario Le Monde destapara el caso el pasado miércoles.
El semanario Le Journal du Dimanche indicó que Benalla afirmó que se encontraba en el lugar de la manifestación como observador, pero que decidió intervenir al considerar que la Policía estaba desbordada, algo que, según él, que tiene un máster en Derecho, permite la ley. Para demostrarlo pidió a tres altos cargos de la Policía de París las imágenes de las cámaras de vigilancia de la ciudad, una intervención que motivó que el pasado viernes el Elíseo iniciara los trámites de su despido.
El suceso, que la oposición ha elevado a la categoría de Estado, ha fagocitado la vida política francesa, hasta el punto de que la actividad parlamentaria ha quedado paralizada a la espera de la comisión de investigación que comienza hoy con la comparecencia del ministro del Interior, Gerard Collomb. El silencio del presidente Macron ha brindado a la oposición una tribuna para lanzar sus críticas ante un asunto que tiene al país pendiente de respuestas.
Mientras unos aseguran que Macron trataba -de la mano de Alexandre Benalla, su inseparable responsable de seguridad, tanto en el Elíseo como en sus actividades privadas- de crear una policía paralela, la Presidencia ha dejado entrever que se trata de un simple suceso, una extralimitación de un hombre muy cercano al presidente. - Efe