Si hay alguien que disfrute de la Navidad, ese puede ser Iñaki López. El periodista y presentador de televisión de origen portugalujo, disfruta sobre todo de las comilonas, enlazando banquetes y convites, por lo que advierte que no se hará un análisis de sangre hasta mayo, que es cuando conseguirá depurar todas las calorías, bromea. Pero si por algo son especiales las fiestas de este año es porque por primera vez son cuatro en la familia. A Roke se ha sumado la pequeña Jara, que está haciendo que su mujer y compañera de profesión, Andrea Ropero, y él, revivan con más ilusión si cabe, la magia que estas fechas tienen entre los más pequeños.

¿Cómo pasa la Navidad?

-Bueno, paso la Navidad básicamente como hay que pasarla, que es comiendo y enlazando una comida tras otra. Ya desde el día veinti… ¡Qué va! ¡Mucho antes! Desde mediados de diciembre aproximadamente, que empiezan las cenas de empresa, de programas, de redacciones… Ya ahí empezamos a coger un poquito de velocidad, que se va acelerando con la llegada de la Nochebuena y de la Navidad, que paso en Huesca con mi familia política, y después ya entramos en ese culmen de jamadas que es Nochevieja y Año Nuevo. Y no bajamos la pendiente hasta llegar a Reyes. Y ya a partir de ahí es cuando empezamos a rebajar un poquito el consumo de lípidos. Ahora bien, te digo una cosa, no me hago yo un análisis hasta mayo como poco, que es lo que necesita mi organismo para poco más o menos irse depurando de los excesos de este mes…

Son las primeras Navidades que son cuatro en la familia con la incorporación de Jara. ¿Ha cambiado algo? 

-Es la primera vez que somos cuatro, es cierto, y lo primero que he notado que ha cambiado es a la hora de hacer equipajes y meterlo todo como si fuera un juego de tetris dentro del coche, porque claro, un cuarto miembro en la familia no es una maleta más. Como es un bebé parece que son dos o tres bultos más lo que hay que llevar… Entre todo tipo de ropas, toneladas de pañales y productos varios… Luego hay que llevar un montón de bodies, porque los niños tienen esa tendencia a manchárselos aproximadamente cada 25 segundos… con lo cual es verdad que acumulamos mucho equipaje. Y esto es lo primero que he notado porque el coche, que habitualmente antes solo llenábamos al 85%, ahora estoy pensando seriamente en poner una baca, porque eso lo noto [risas]. Y luego tardamos mucho más en salir. Un bebé ralentiza y mucho la salida familiar porque siempre hay una toma de última hora, siempre aprovecha para llenar el pañal justo en el momento en el que cogemos el ascensor… Entonces digamos que la vida transcurre mucho más despacio cuando tienes un bebé tan pequeño.

Iñaki López. Oskar M. Bernal

Antes de tener niños, ¿se consideraba un Grinch de la Navidad o siempre ha disfrutado en estas fechas?

-Siempre he disfrutado de la Navidad. Nunca he sido nada Grinch. Eso sí, nunca he disfrutado del fervor religioso clásico de estas fechas, quiero decir… Yo hay conceptos, como la misa del gallo, que no la he entendido nunca. Bastante aburrida me parece una misa a las once de la mañana como para acudir a medianoche con la enorme cantidad y variedad de opciones de ocio que existen a esas horas, pero me gusta la Navidad por lo que supone de reencuentro, de ocio, de disfrute, de reunión en familia, de reuniones con amigos… incluso del espíritu que la gente desprende durante estos quince días, que parece que la gente está incluso más amable, más por la labor de la convivencia que el resto del año. Así que sí, sí me gusta la Navidad.

¿Se ha portado bien Olentzero este año? ¿Qué le ha traído?

-¡Ah, Olentzero, ese viejo borrachín, me conoce perfectamente y sabe mis gustos, sabe cómo tocarme la patata…! Un año más me han caído unas cuantas rodajas de vinilo, en forma de singles de 45 revoluciones por minuto, porque sabe que es o a mí es lo que me mueve. Y siempre acierta, no sé cómo lo organiza, no sé quién le informa, no sé qué pajarito le canta al oído, pero siempre acierta con los discos que me gustan. Además me ha caído lo que mi abuelo llamaría una pelliza, que es un concepto muy antiguo pero que define muy bien la prenda que me ha regalado Olentzero, estupenda y fantástica. También ha sido acertado. Yo creo que tiene algún informador en mi familia [risas].

El periodista Iñaki López. Oskar M. Bernal

¿Quién se encarga de preparar la comida para las fiestas? ¿Reciben a la familia y a los amigos en su casa o prefieren ir a casa ajena? 

-Pues como disfrutones de la Navidad que somos, somos mucho de acudir de invitados y también de recibir. De hecho, recibimos en Nochevieja y luego sí que somos invitados en Nochebuena, en Navidad y en Año Nuevo. También recibimos gente en Reyes, así que sí. Siempre hemos sido una familia muy itinerante, pero en Navidades todavía lo somos más, porque entre la gente que viene a comer a casa y las veces que vamos a comer y a cenar fuera nosotros a otros hogares, pues es verdad que no paramos de desplazarnos durante estas fechas. Y he de reconocerte que quien prepara los menús más equilibrados, con toda la pirámide alimenticia básica, es Andrea Ropero, quien además, tiene una mano en la cocina impresionante. No solo en la cocina tradicional aragonesa, es decir, no solo hace un cordero de espectáculo, sino que además la tía se atreve a hacer un marmitako y lo hace fantástico de salmón, y cuando es temporada lo hace de bonito, te hace unas nécoras a la plancha que vamos, como en el Serantes, igual, a ese nivel, y ahí deposito toda mi confianza en ella porque la verdad es que cocina que es una maravilla. Yo ahí me convierto en simple pinche, luego recojo y lleno el lavavajillas y hasta ahí mi labor organizadora, porque ella en estos eventos se sale.

¿Cómo piensa despedir el año?

-Pues el año lo vamos a despedir con amigos, en casa tranquilamente, en Getxo, donde habitualmente residimos, siempre y cuando nos podemos escapar de la villa y corte. Y lo haremos entre risas y abriendo alguna botella de espumoso. Seguro que llegada la hora nos da igual que sea un buen cava o sidra El Gaitero. Creo que no le vamos a hacer ascos a nada… La verdad es que hasta algunas veces se nos pasa la hora de las campanadas. Estamos muy embebidos en el disfrute y a veces hasta se nos pasa la hora, pero para mí es una de las grandes celebraciones del año. Es verdad que es más en petit comité, no es tan masiva la celebración, no nos juntamos tanta gente como en Nochebuena o en Navidad, pero es muy divertida y luego hay mucho menos que recoger, claro, al ser menos… Y quieras que no, eso también contribuye a que la fecha sea más llevadera [sonríe]. 

¿Cuáles son sus deseos para 2024?

-2023 no se ha portado mal, así que vamos a seguir en esa misma línea si es posible en 2024. Hombre, me corto la coleta en el sentido de que más niños no entran en nuestros planes tener, yo creo que haber sido padre con 50 años está bien, ya los récords los dejo para el doctor Iglesias Puga. Papuchi sí que los dejaba encargados con 90, pero yo creo que me voy a plantar ya con la parejita y habiendo sido padre a los 50. Por lo demás, y en lo que se refiere al trabajo, seguir disfrutando y seguir pasándolo bien, que Andrea y yo podamos seguir escapándonos a algún concierto, que los chiquillos correteen como cervatillos salvajes con salud y poco más se le puede pedir al año nuevo más que salud para la gente que nos rodea. En ese sentido somos gente muy clásica. ¡No queremos más que el bien para la gente que adoramos y queremos!