María Esteve es una mujer tan discreta que lleva los límites de su privacidad hasta el extremo de que casi diez años después de su boda no se sepa con quién está casada. No hay ni una sola foto en la que salga acompañada de su marido, algo que sorprende en un mundo totalmente digitalizado y volcado en las redes sociales.
Nació en Argentina durante una gira de su padre, y aunque sus progenitores (los dos) estaban más que acostumbrados a los focos y a ser muy mediáticos, ambos protegieron a sus tres hijas del interés público. El rostro de María comenzó a aparecer en las revistas y la televisión con sus primeros trabajos. Se lanzó a los brazos del cine en 1996 y dejó por el camino su intención de ser bailarina. Su primera película fue Más que amor, frenesí. En televisión también comenzó a ser una cara conocida cuando dio vida a Araceli en la serie de La 1 Kety no para.
La popularidad le llegó de la mano de Doctor Mateo, donde su personaje, Elena, fue uno de los secundarios más relevantes de la serie de Antena 3. Aunque siempre amable con la prensa, era muy reservada y la popularidad de su personaje no le hacía mucha gracia. Antes de esta ficción había pasado por 7 vidas y Maneras de sobrevivir. Sabuesos, en 2018, ha sido su última incursión televisiva.
Su carrera de actriz siempre ha sido muy importante para ella, aunque ahora esté fuera de cámara. En su extenso historial figura que fue nominada en dos ocasiones para los premios Goya por las películas Nada en la nevera y El otro lado de la cama, y que ha trabajado con grandes directores como Fernando Colomo, Roberto Santiago o Emilio Martínez Lázaro, pero sobre todo con Álvaro Fernández Armero, con quien mantuvo una relación sentimental de cinco años.
Desde hace dos vive apartada de las cámaras y se dedica en cuerpo y alma a preservar el legado de su padre a través de la fundación Antonio Gades. La última vez que apareció en público fue para recoger el Goya de Honor que la Academia otorgó a su madre, la gran (y retirada del todo) Marisol.