LA HABANA. A pesar de emitirla en la medianoche, mucho después del horario de mayor audiencia, el principal canal en el país caribeño, Cubavisión, ha editado sin disimulo los capítulos de la serie para eliminar el contenido subido de tono pero ha dejado intactas las partes más violentas.
Producida para la televisión por cable, la trama de fantasía épica fue criticada duramente desde su estreno en 2011 por sus altas dosis de sexo y violencia, hasta el punto de ser bautizada como el "show de los senos y los dragones", una etiqueta que la serie ha superado en sus últimas tres temporadas.
En Cuba -donde paradójicamente más del 90 % de los audiovisuales emitidos llegan desde Estados Unidos- se cuentan por miles los seguidores de "Juego de Tronos", la serie más pirateada de la historia y cuyos capítulos se descargan y se ven en la isla pocas horas después de su emisión.
Decenas de fanáticos cubanos del universo creado por George R.R. Martin se reunieron semanas atrás en La Habana Vieja para analizar los libros y disfrazarse de sus personajes favoritos, pieles y capas incluidos, a pesar del intenso calor de agosto.
La historia de la lucha por el Trono de Hierro se emite ahora por la televisión estatal de la isla, después de haber llegado a los ordenadores cubanos a través del llamado Paquete Semanal, la popular colección de contenidos que se vende y distribuye en discos duros y memorias USB de mano en mano, también llamado "la internet de los pobres".
"Así no hay quien vea nada. Los cortes burdos cada dos o tres escenas. Te pierdes mucho del viaje de los personajes", aseguró a Efe Daniel, un "fanático a morir" de "Juego de Tronos" y de "Canción de Hielo y Fuego", la saga literaria que inspiró la versión televisiva.
Los primeros capítulos, en los que varios de los protagonistas aparecen desnudos e incluso se muestra una violación, han sido "mutilados", en opinión de este joven informático, que considera que "lo atractivo de 'Juego de Tronos' está en lo provocativo de su guión, que te muestra un mundo sin maquillar y personajes muy creíbles".
"Eso atenta hasta contra los derechos de autor porque están modificando un producto hecho por otras personas. Aunque eso aquí es bastante relativo porque la Televisión Cubana suele pasar series y películas 'americanas' que se descargan de manera ilegal. No creo que paguen por ellas", señaló por su parte Cary.
Esta joven trabajadora estatal destina cada semana 1 CUC (divisa cubana equivalente al dólar) de los cerca de 20 CUC que gana al mes para comprar el Paquete, por eso "sabe de lo que habla".
A pesar de que el Gobierno ha criticado duramente la "banalidad" y la "frivolidad" de los contenidos de esta colección de audiovisuales, los cinco canales de la televisión estatal emiten a menudo los mismos documentales y filmes que los cubanos compran cada semana.
"Eso tiene mucho que ver con que ya no se producen novelas y series cubanas como antes y por eso usan todo lo del Paquete para rellenar. Eso a mí me parece una hipocresía, porque se la pasan criticando todo lo que venga de EE.UU.", advierte por su parte Jorge, graduado de sociología de la Universidad de La Habana.
La cartelera publicada hoy en las web de los medios estatales cubanos anuncia capítulos de la exitosa saga Chicago PD, Chicago MD y Chicago Fire, y el musical estadounidense "Across the universe", con canciones de The Beatles.
Al igual que con "Juego de Tronos", la Televisión Cubana ha censurado escenas de series y películas extranjeras con sexo explícito pero también besos entre parejas homosexuales, como en el caso de la serie médica "Anatomía de Grey", muy seguida en la isla.
Las mismas pautas no se aplican, sin embargo, a la violencia, critica Cary, que no entiende "cómo pueden poner a las diez una película tan sangrienta como 'Deadpool 2' y quitan un beso entre lesbianas".
"Por eso yo sigo con el Paquete. Casi no veo la televisión. ¿Para qué? Pasan lo mismo y encima cortado. No, qué va", insiste la joven, fanática también de los "doramas" surcoreanos, que "una vez comenzaron a poner por la televisión, pero los quitaron cuando un periodista se empezó a quejar por la frivolidad".