Algo muy útil que ha traído la plataforma Netflix es que se fija en tus gustos para hacerte sugerencias. Algo así como las chivatas cookies que llegan al navegador cada vez que consultas en internet y luego te persiguen durante varias sesiones. Netflix te hace sugerencias de películas o series que te puedan gustar según las que has ido viendo. Y es que los espectadores en general y los de la televisión en particular, somos animales de costumbres. La aventura de pasear por los territorios desconocidos de las grandes plataformas donde uno puede elegir entre 200 canales están bien para un día. El resto, lo que nos gusta es tener bien ordenado el mando en el orden de preferencia para no perder mucho tiempo en encontrar nuestro lugar común. De ahí aquella manía muy lógica en que el nombre del canal de televisión estuviera vinculado a un número que luego se activaba en el teclado del mando. Como los internautas en la red, los espectadores de televisión también dejamos mucho rastro e información sobre nuestros gustos que quien esté decidido a estudiarla nos puede ver desnudos pero también hacer muy felices por sus sugerencias muy precisas sobre series o películas concretas. Para algunos esto es una intromisión y tienen razón. El resto lo vamos asimilando de tal manera que ya estamos preparados para vivir sin cortinas y con las persianas levantadas en cuanto a nuestros gustos televisivos. Esta pérdida de intimidad se puede recuperar apagando la sesión y no entrando en las plataformas que se excedan en su análisis sobre nuestros gustos. Mientras las modalidades de la televisión de pago se están diversificando buscando que cada individuo llegue a pagar por todos y cada unos de sus gustos audiovisuales, el espectador también tiene que vigilarlos y no permitir que crucen la raya. Los gustos por los contenidos de la tele tienen que ser siempre una información íntima y personal.