Todo el mundo sabía que la Esteban ganaría el reality del pijama. Parecía hecho a su medida y al final, tras varias intervenciones sospechosas para que no se fuera a casa, la madre de Andreita ganó por goleada. Este concurso es como si ponen al Madrid de Ronaldo y así a jugar el torneo infantil de Navidad. Claro que lo ganan, pero se nota que ha habido, digamos, ¿abuso? Digo yo que si Belén Esteban ha ganado el GH VIP en su condición de titular indiscutible como princesa soberana del pueblo televisivo, no habría mayor problema para que la reina Letizia ponga en liza su título y lo revalidase compitiendo con ella sin red en un concurso de televisión. Sería el sueño inconfesable de Vasile y el de millones de espectadores. Algo me dice que Letizia no va a aceptar el reto, así que mejor lo dejamos. Pero lo que Vasile y compañía no han querido dejar pasar es el relevo de Jesús Cintora en Cuatro. Parece que las presiones políticas han dado sus frutos. El activismo periodístico de Cintora era demasiado insoportable para algunos. Dicen que la gota que colmó el vaso fue su información señalando que el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, se había ido a ver una corrida de toros tras el atentado de Túnez. Algo que física e informativamente fue cierto pero que no gustó al ministro, que se sintió señalado con el dedo, ni en ciertas instancias del PP. Entonces: ¿tenemos que pensar que en Cuatro, ahora que se ha unido con Telecinco, también manda el PP? Cintora es el mismo periodista al que Esperanza Aguirre colgó el teléfono en una entrevista en directo tras su huida de los municipales madrileños el día que aparcó en doble fila en el Gran Vía de Madrid. Cintora es el presentador que llevó a Pablo Iglesias de Podemos a Las mañanas de Cuatro y duplicó la audiencia que tenía su predecesora Marta Fernández. Cintora, está claro, era un peligro para los populares ahora que llega la campaña electoral y ya no hay princesas que valgan.