madrid - Sandra Barneda (Barcelona, 1975) disfruta con su trabajo y es de las que se multiplica si alguien le ofrece la posibilidad de hacer doblete. Su programa diario, De buena ley, sigue su trayectoria con las audiencias a favor y eso mismo le ha ocurre en Hable con ellas, un espacio que se convirtió en líder del late night en su primera emisión el pasado martes. El año pasado presentó su primera novela, Reír al viento, y se encuentra escribiendo la segunda. El argumento no tendrá nada que ver con la anterior pero también se centrará en un universo de mujeres.
¿Cómo ve desde fuera Hable con ellas?
-Es un programa diferente, lle-vado por mujeres y que puede dar buenos resultados. Es un programa donde tienen cabida muchos temas, muchas personas -hom-bres y mujeres-, porque la reali-dad es muy abierta y debe contemplarse así.
Cinco mujeres en plató, ¿un peligro?
-No tiene por qué. No vamos a jugar a la guerra de sexos, vamos a jugar a la pluralidad. Vamos a ver de todo en este programa, desde testimonios hasta entrevistas de personajes conocidos y desconocidos.
La entrevista tradicional ya no existe prácticamente en televisión.
-Tampoco en Hable con ellas se va a dar un formato de entrevistas al uso hechas por mujeres, queremos algo más novedoso. No está concebido como tal, es un programa de temas, de calle, donde las entrevistas están sujetas a los temas que se traten o no. Pero no es nada tradicional.
Hace usted doblete televisivo con De buena ley y Hable con ellas. ¿No se cansa?
-En absoluto, ya lo hice anteriormente con El debate y La noria. Está muy bien hacer varias cosas, si puedes, y además que sean formatos diferentes.
El pasado año se lanzó al ruedo editorial y publicó su primera novela. ¿Escribir entra también dentro de sus pasiones?
-Cuando tengo un tema sí, pero de momento solo he hecho un libro así que tampoco puedo decir que tengo mucha experiencia. Aunque la que tengo es muy gratificante en todos los sentidos. Tengo que reconocer que me gusta mucho y que disfruté con la historia que conté en Reír al viento.
¿Siempre le ha gustado más la televisión que otros medios?
-Mira, he descubierto que la escritura y la televisión son dos facetas que se complementan muy bien. La escritura necesita tranquilidad y soledad. Televisión y escritura es el yin y el yang.
¿Es usted muy disciplinada?
-Es que si no lo eres, no escribes. Se necesita mucha constancia para todo, sobre todo para la escritura. Me ha gustado mucho escribir un libro, pero sé que sin disciplina y constancia no se puede sacar adelante una novela.
¿Podría elegir entre la escritura y la televisión?
-Espero no tener que hacer esa elección. Ahora mismo no me veo capacitada para decidir si quiero dedicarme a una sola cosa en el futuro.
¿Tiene algún libro entre manos?
-Estoy en la segunda novela, metida de lleno en ella y le dedico todas las horas que tengo libres.
¿Tiene algo que ver con la primera, Reír al viento?
-No es la segunda parte de la primera, pero te puedo adelantar que va a haber muchas mujeres por medio.
¿No le ha tentado la escritura antes?
-Yo escribo desde siempre, y siempre me han propuesto desde la línea editorial hacer ensayos, dije una novela y aceptaron.
Mujeres en Hable con ellas, mujeres en sus libros?
-Mujeres en la vida, mujeres en la radio, en la televisión; mujeres en la calle, es la realidad, ¿no?
¿Se imagina poner tierra de por medio como en Reír al viento?
-Yo lo hice en su día, me fui a Estados Unidos, es importante saber moverse en un momento dado.
De buena ley parece un programa bastante movido. ¿Lo que se ve es lo que hay detrás de él?
-Es un formato complicado de llevar y es lo que se ve en televisión, no hay nada más detrás de él. Son temas que están a debate en la calle y que se dan en cualquier situación.
Un formato con una larga duración en televisión, lo que parece un milagro.
-Cinco años puede parecer de larga duración en televisión porque hay muchas cosas que se acaban de forma rápida, pero te puedo decir que en Italia lleva vein-ticinco años.
¿Cree que son impacientes las cadenas con las audiencias?
-No te lo puedo decir, pero sí es cierto que hay veces que te da pena que se quite un programa porque quizá dejando evolucionar un formato este podría tener una vida más larga.
¿Es de las que se despierta a toque de audiencia?
-No. Trato de relativizar, no puedo decir que no me afecten, están ahí y significan algo. Pero no quiero vivir bajo esa esclavitud de las audiencias, no quiero que se conviertan en una obsesión para mí. Eso no quiere decir que no las mire, las siga o, en un momento dado, las analice.
Entre la noche y el día, ¿que franja le gusta más?
-Soy más de noche, pero eso no quiere decir que no me gusten los programas de día. Tú me has pedido que elija. Si es por trabajo y el proyecto me gusta, no tengo nada que decir, la franja que sea.