En Holanda la tele ha entrado en las aulas. Lo ha hecho con aparente buena intención: revelar quiénes son y qué hacen los matones en clase. El problema es que esos matones son niños y el conflicto emocional, social y legal está más que justificado. Vamos, que se atribuyen la frase de Maquiavelo de que "el fin justifica los medios". Pero va a ser que no. Que hay muchos abusones que a su vez son víctimas de su situación y que no se puede consentir un programa que grabe; haga públicas y comercialice las fechorías infantiles y su consecuencias. La excusa es que las grabaciones han sido realizadas y consentidas por las propias víctimas. Una manera muy poco didáctica de escarmentar a los pequeños verdugos al mismo tiempo que se vuelve a maltratar los derechos de los niños maltratados al sacarlos en televisión. Digamos que a quien recibe los abusos se le castiga doblemente: una con los malos tratos que recibe, y otra con el recordatorio y exposición pública cuando el tema se saca en televisión. Pero si algo sigue manteniendo interés, es la información meteorológica. Según el CIS, de lo que más queremos saber es sobre el tiempo. Muy por encima incluso de los temas futbolísticos, de los problemas económicos, de las dificultades de la cultura, de la permanente corrupción política, de los cortes de tráfico. Y eso es algo que hacemos la mayoría de las personas. También es cierto según este estudio que el medio más utilizado para la información meteorológica, de largo, es la televisión. Un dato que me imagino servirá subir el caché de las caricias al mapa de isobaras de Ana Urrutia, el chiste que parece que va a contar y nunca cuenta Roberto Brasero o la vara de avellano que parece ocultar Mónica López como para castigar al espectador que no termina de entender cómo entran los vientos del norte con anticiclón. Los chicos y chicas del tiempo son los que más nos "ponen" -al día-, que diría Mariló Montero.
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