MADRID. La nueva temporada del programa -que intenta mejorar el funcionamiento de restaurantes que están pasando por un mal momento-, es resumida por Chicote (Madrid, 1969) con una sola palabra: "más", como ha señalado en una rueda de prensa celebrada hoy en Madrid.

"Habrá casos más divertidos, más duros, más de todo lo que imagináis", promete el cocinero, que se encuentra todavía inmerso en el rodaje de los que serán los capítulos "más extremos" de toda la trayectoria del programa.

La dinámica seguirá siendo la misma: cada episodio abarca una semana de trabajo con el restaurante en cuestión y seguirá habiendo "reformas espectaculares" efectuadas en 72 horas. Sin embargo, esta temporada presenta dos novedades.

La primera es que el programa cruzará el charco para ayudar en el caso de un restaurante situado en Miami, regentado por una mujer cubana que llegó a Estados Unidos como balsera para cumplir sus sueños y que "veía cómo todo estaba a punto de irse al traste", como recuerda el chef.

La segunda novedad, que despertará la curiosidad de los seguidores más fieles del programa, es que el equipo de "Pesadilla en la cocina" revisitará aquellos locales con los que trabajaron en las dos primeras temporadas, para ver cómo es su funcionamiento meses después del paso de Chicote.

Una situación con la que ha vivido momentos "emocionantes", como el reencuentro con el jefe del restaurante que aparecía en el primer capítulo del programa, aunque no todo es positivo: ni siquiera la ayuda del madrileño fue suficiente para algunos locales, que se vieron obligados a cerrar sus puertas.

"Da mucha pena, porque vas dejando un trocito de corazón por donde vas", reconoce el chef, quien también se muestra "orgulloso" de que los casos de fracaso sean minoría.

"Tenemos un índice de éxito del 80%", afirma, destacando que en "Kitchen Nightmares", el programa original estadounidense, la situación es inversa, y "el 80 % de los restaurantes han cerrado y el 20 % siguen abiertos".

Ante los comentarios de los escépticos que creen que el programa no muestra la realidad tal y como es, Chicote defiende que "cualquiera puede comprobarlo", e invita a los espectadores a ir a los distintos restaurantes por los que han ido pasando y dar fe de los resultados con sus propios ojos.

En apenas unos años, el rostro del cocinero ha adquirido unos niveles de fama inesperados, y en la actualidad mantiene un ritmo de trabajo frenético, que califica como "agotador", pero que tiene su recompensa: "Me roba muchas energías, pero es la única forma de hacer un buen trabajo", concluye Chicote.