EN plena crisis Antena 3 ha creado uno de los hitos televisivos del año: El tiempo entre costuras. Una serie poco creíble históricamente pero narrativamente convincente. Está basada en la novela de María Dueñas y desde ahí ya se veía que había un gran papel que televisivamente clava, por la ternura más que por su determinación, la actriz Adriana Ugarte; arropada por Raúl Arévalo, Hannah New, Rubén Cortada o Alba Flores. Una mezcla de modelos y actores de nueva remesa que se mezclan con veteranos como Elvira Minguez, Tristán Ulloa y Francesc Garrido. De estos dos últimos actores todavía colea la tristeza infinita de su interpretación como hermanos Cortazar en Gran Reserva. Pero hay algo en El tiempo entre costuras que sin ser ninguna innovación supone un atrevido ejercicio de autoconfianza. Tras cada capítulo se emite otro contando los entresijos de la serie. Lo mismo se loa lo bien que le sienta el acento inglés a tal actor que se comentan los elementos de producción como lo difícil que fue conseguir un automóvil de época. Lo cierto es que entre una cosa y otra Antena 3 resuelve a su favor la complicada noche de los lunes. Deja en entredicho apuestas como La voz en Telecinco o la descafeinada Isabel de TVE. El género de Cómo se hizo es más propio del cine y suele servir de promoción de los filmes. Es la película sobre la película que normalmente interesa a quienes quieren saber curiosidades sobre la manera de hacer audiovisual. Los resultados de audiencia bajan respecto al origina pero quedan muy por encima de la competencia arrastrados por el rebufo de los capítulos de la serie. Ahora mismo muchas series como Cuéntame cómo paso y otras se estarán rasgando las vestiduras por no haber sacado partido al tirón de sus personajes y escenarios. Ya ven, la innovación a veces está en hacer lo que ya existía.
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