LOS turcos sí que saben. Como nunca están de acuerdo con las puntuaciones de Eurovisión han decidido inventarse una Turcovisión y que les den a los europeos. Dicen que de esta manera seguro que gana un turco porque esa será la condición: que quien participe, sea de donde sea, pertenezca a una minoría turca. Da igual que esté en Rusia o Alemania. Esto de europeizar Turquía se va a acabar. A partir del nuevo festival ya verán cómo muchos indecisos aceptan sus orígenes turcos encantados de la vida. Y aquí ya pueden tomar nota. En vez de cabrearse porque sólo les vota Portugal, que vayan entrenando a todos esos atrevidos que se presentan a La voz para la competición. O que manden a David Bisbal de una vez que lo está pidiendo a gritos. En la nueva temporada ha empezado con muchos brios que algún día de estos va a hacer el pino puente. Esto de que los cantantes se metan a psicólogos o coach, como les gusta llamarse ahora, da qué pensar. Primero uno piensa que si están en el jurado es porque su carrera profesional tampoco les da para más. Segundo, que si su carrera no les da para más a ellos a qué viene tanto programa en busca de más cantantes. Allá ellos si lo que pretenden es crearse más competencia.

Mientras por aquí se repiten, los ingleses de Channel 4 intentan crear con La caja del sexo nuevas experiencias televisivas. Tres parejas practicarán sexo en el interior de una caja opaca (vamos que ni deja pasar la luz ni las imágenes) y luego con entrevistadores especializados salen en antena a contar cómo les fue. El sexo vuelve a televisión de la mano anglosajona. La semana que viene Canal + estrena la explícita Masters of Sex. Una serie didáctica sobre sexo. Un tema del que a pesar de los intentos de la doctora Ochoa y Lorena Berdú por dar como normales las camas turcas tiene, como Eurovisión, un fuerte acento inglés.