vitoria. El primer programa contará con la participación de la actriz Itziar Atienza, que presentará como edificio favorito la Torre Iberdrola de Bilbao; el cocinero Martín Berasategui, que mostrará los entresijos del Ayuntamiento de Donostia y, por último, el periodista y escritor David Barbero enseñará la Colegiata de Roncesvalles. Algunos expertos acompañarán a los protagonistas y hablarán de las características del lugar y de la- construcción escogida. En ocasiones serán los propios arquitectos del edificio.
Es difícil presentar un informativo y pasar a otro formato, más difícil es hacer el camino de vuelta y lo suyo es casi increíble porque logra compatibilizar ambas cosas...
Ja,ja,ja... Yo creo que cada vez se tiende más a ese modelo y soy partidaria de romper la imagen tan distante que han tenido siempre los presentadores de informativos. Nos colamos en las casas y tenemos que ser cercanos y naturales.
¿Esta versatilidad no es arriesgada para un periodista?
Siempre hay que controlar el límite y no sobrepasarlo.
¿A usted le gusta hacer rankings? Empezó con los paisajes, siguió con la cocina y ahora la arquitectura.
No, yo soy pasional y con los años voy siendo más selectiva pero en el caso de la televisión abro la puerta a todo lo que me ofrecen porque me apasiona mi trabajo. Cada oportunidad que me dan es un regalo.
¿Elige rápido lo que más le gusta, sea un plato o un edificio?
Como presentadora del programa intento mantenerme al margen y no dar mi opinión, pero en mi vida personal tengo un abanico de posibilidades, no soy radical. Me dejo encandilar por lo bonito que tiene cada una de las ofertas y estos programas me están ayudando mucho a descubrir cosas que no conocía.
¿Está aprendiendo mucho?
En este concretamente muchísimo, no solo sobre los edificios; también sobre las ciudades y personajes históricos. El programa es muy bonito y está contado de manera muy atractiva porque conoceremos la vinculación sentimental de esos edificios con personas muy queridas en Euskadi que nos abren su corazón para contarnos por qué son importantes para ellos o qué recuerdos les evocan. Esperamos que la audiencia se anime a participar, que se pique y que vote mucho, como en los anteriores programas.
¿La gente se fija en los edificios que ve cada día?
No, nos acostumbramos a verlos y pocas personas se ponen a investigar su historia. Por eso creo que el programa va a suponer un descubrimiento y ayudará a mucha gente a ver los edificios de otra manera. Es un espacio muy cuidado en todos los sentidos, con un gran equipo de cámaras, documentalistas y guionistas que ha hecho muchos kilómetros y metido muchas horas para conseguir este producto.
¿Hay algún edificio en el planeta que le gustaría ver?
Tengo muchas ganas de volver al Taj Mahal y me pregunto cómo sería en la actualidad el mundo si siguieran en pie las Torres Gemelas porque hay un antes y un después.
¿Alguna vez se le pasó por la cabeza estudiar Arquitectura?
Pues no, porque soy muy mala con las Matemáticas, pero en ocasiones sí he pensado estudiar Bellas Artes.
Para una presentadora de informativos, ¿este tipo de programas son como un chute de oxígeno?
Claro que sí. Llevamos unos años muy duros y se agradece muchísimo cualquier cosa que se salga un poco de ese formato tan serio y tan cruel que es muchas veces la información diaria. Además, agradezco poder ser yo misma, sonreír de vez en cuando y hablar directamente al espectador. Para el que le gusta nuestra profesión, poder quitarse el corsé de vez en cuando es un regalo.
En este sentido, seguro que nada supera a dar las campanadas...
Ja,ja,ja. Pues no fue sencillo. Me costó bastante porque no soy actriz. Había un guión y lo hice con dos actores (el Pelanas y el Jonan) pero bufff... Fue una gozada trabajar con ellos y otra experiencia más, pero me resultó complicado.
¿Qué fue más difícil: dar las campanadas o abstenerse de intervenir en los 'Euskadi pregunta'?
Las campanadas fueron difíciles porque vas contrarreloj, tienes que llegar muy bien a los tiempos, estar graciosa... pero Euskadi pregunta fue difícil porque me tenía que morder la lengua. Mi papel era no preguntar y a mí me surgían cincuenta mil preguntas o repreguntas y no podía hacerlas. Como periodista eso es frustrante, pero era mi papel.
Vamos, que sufrió limitándose a dar la palabra...
El formato era muy interesante y estaba muy claro que el protagonismo era del público. Creo que es un programa que debería tener continuidad y no solo con políticos. A veces parece que algunas preguntas comprometidas, si las hace el público están más justificadas que si las hace un periodista.
¿Supo desde que empezó a estudiar que quería trabajar en la tele?
Sí, me gustaba muchísimo desde pequeñita. Estudiaba y repetía la lección como si estuviera dando las noticias en un informativo. Me encantaba. Hay que marcarse unos objetivos y luchar hasta conseguirlos. Yo siempre he funcionado así.
¿También tenía claro si quería dedicarse a alguna parcela concreta?
No haber sido corresponsal es una pequeña frustración. Más allá de eso nunca me he decantado por ninguna parcela, solo por el periodismo como profesión, como una forma de mostrar la realidad luchando siempre por la objetividad.
¿Sigue dando clases?
Sí, ese es otro soplo de aire fresco, dar clases en la universidad (de Navarra). Los jóvenes tienen tantas ganas y están tan motivados que da gusto.