madrid. La actriz Natalia Millán, que el próximo lunes comienza su andadura en la nueva temporada de Amar en tiempos revueltos (TVE 1) confiesa que ella no es "muy de seguir series", ya que le da miedo la "adicción y la dependencia" que pueden llegar a provocar.

Y es que ella misma vivió una "auténtica obsesión", recuerda, con la producción de la HBO estadounidense Roma, que la mantuvo "enganchada y encerrada" mucho tiempo en su cuarto durante unas navidades, hasta el punto de que su familia se lo llegó a echar en cara.

Sobre Amar en tiempos revueltos, donde interpretará a Angélica Valdés, una tratante de antigüedades asidua a la noche madrileña, Millán reconocía en un encuentro con la prensa en la presentación de su séptima temporada que no tiene tiempo para verla, aunque trata de seguirla los días que está en casa a mediodía.

Millán describe a su personaje como alguien "ambiguo, que no se sabe bien qué tendencias políticas tiene", lo que le resulta "interesante y estimulante", aunque no está segura de si caerá bien a la audiencia, ya que sea trata de "una mujer áspera", en la línea de los personajes que suele interpretar en televisión, un medio en el que estuvo presente por última vez con la serie de misterio El internado.

Sobre Angélica Valdés, la actriz añade que "ha vivido varios años por Europa, hasta que se casó con un húngaro", Viktor Ambrús, a quien interpreta Juan Gea, con quien, añade "se mueve de forma misteriosa en el mundo de la política".

Natalia Millán admite que si tuviera que elegir entre la televisión o el teatro, "elegiría sin dudarlo el último", que es precisamente el medio que le ha otorgado el prestigio del que goza.

Su participación en la serie no va a afectar a sus labores teatrales, explica, porque esa era una de las premisas que estableció antes de firmar el contrato con la productora Diagonal, responsable de Amar en tiempos revueltos, con la que ya trabajó en la teleserie El Súper.

Asegura no estar preocupada con el ritmo de grabación que exige una serie diaria, algo que, según ella, "aunque es como un sacerdocio y casi te obliga a vivir por y para la serie, merece la pena", sobre todo, aclara, si se tiene en cuenta el "buen resultado" de esta producción, que lidera las audiencias de la tarde.

"Será un año duro", manifestó la actriz, y es que tendrá que compaginar la serie con la obra teatral Cinco horas con Mario, que actualmente está de gira en España, en lo que considera una experiencia "estupenda, porque es un placer tener entre manos un personaje y unos diálogos escritos por Miguel Delibes".

A la artista le resulta "curioso" que Delibes nunca escribiera para cine y teatro y, sin embargo, sus textos se hayan llevado a menudo a la pantalla y a los escenarios, algo que, en su opinión, se debe probablemente a que "sus escritos tienen vida propia y casi no necesitan adaptación alguna".

Con tanto trabajo, Millán se ve obligada a "renunciar a muchas cosas", y confirma que le queda "poco tiempo de ocio y para la familia", aunque "lo importante es que ese tiempo sea de calidad", y en ese sentido no puede quejarse, concluye.