ESTE año pasará a la historia de la televisión porque una serie intentó ofrecer su último capítulo al mismo tiempo en todo el mundo. No fue posible del todo pero supuso un hito que seguramente tendrá sus réplicas en el futuro. La serie era Perdidos y en su larguísimo final habían previsto un epílogo, es decir, una parte inédita para completar el final. Resulta que primero se filtró un resumen y pocos días después han colgado el epílogo completo y los espectadores curiosos se van a quedar sin sorpresas. Está claro que en el futuro se van a tener que tomar medidas muy serias contra esta práctica tan habitual de reventar los finales de las series. Por cierto una mala costumbre muy extendida en la sociedad. ¿A quién no le han estropeado la sorpresa final de una serie? Imagínense si en mitad de Verano azul alguien te dice que Chanquete se muere, o si antes de la final del Mundial de fútbol un listillo metido a pulpo Paul te asegura que la final se resuelve con un gol de Iniesta en el minuto 80.
Quien no quiera saber qué sucede con el final de su serie preferida lo mejor es que no se meta en Internet y que no saque el tema entre sus conocidos. Estamos en una época en la que los responsables de los contenidos televisivos y de otras disciplinas tenemos que ponerle puertas al campo. Tarea desproporcionada que obligará a fraccionar las producciones hasta el punto de que sean productos desmembrados que luego serán montados con manual de instrucciones. La televisión lego puede ser una alternativa, aunque conociendo la poca paciencia que hemos demostrado los espectadores acostumbrados a que nos den todo hecho, la solución supongo estará en que la mano derecha no sepa qué está haciendo la izquierda. No sé qué pinta tanto soplón en Internet si al final el asesino siempre es el mayordomo.