En Álava, la Navidad no tiene un único protagonista: Olentzero, Papá Noel y los Reyes Magos se reparten los días y el trabajo para llenar las fiestas de magia. Cada uno con su estilo, su historia y, por qué no decirlo, sus peculiaridades.
Olentzero: el carbonero que se reinventó
Olentzero es el anfitrión navideño por excelencia en Álava, pero sus inicios no fueron precisamente los de un repartidor de sueños. Este personaje, que viene de las montañas con su atuendo de trabajo y aspecto robusto, era, según las historias antiguas, un símbolo de renovación vinculado al solsticio de invierno.
Y, muy al principio, el Olentzero no traía regalos, al contrario, más les valía a los niños haberse portado bien. Sin embargo, con los siglos, el cambio de roles, y un carácter más apacible, alguien debió decirle: “Oye, ya que bajas al pueblo, ¿por qué no llevas algo a los niños?”.
Ahora, Olentzero se ha modernizado, ha encontrado pareja, ha dejado de fumar y va cargado de juguetes el 24 de diciembre, demostrando que nunca es tarde para reinventarse.
Papá Noel: ese americano que se quedó en Euskadi
Este señor rechoncho y sonriente empezó su carrera por los países nórdicos, emigró a Estados Unidos donde tuvo mucho éxito. Tanto es así que una marca de refrescos lo adoptó, cambiándole su tradicional traje verde por uno rojo. Empezó a llegar a aquí en los años 50 gracias a la influencia de películas, televisión y, también, de los anuncios de esa marca de refrescos.
Y aunque al principio parecía algo exótico, ahora ya forma parte de muchas casas alavesas, sobre todo porque los niños no se resisten a la idea de recibir más regalos. Si el Olen-tzero llega el 24, pues qué mejor que Papá Noel lo haga el día después, ¿no?
Claro que Papá Noel no se libra de las críticas: “Pero ¿cómo consigue ir a todas partes en una sola noche?”. La respuesta, como siempre, es la magia... y tal vez mucho café. Además de unos renos que ya quisiera para sí Fernando Alonso.
Los Reyes Magos: esos señores que nunca pasan de moda
Si hay algo que no cambia es la emoción que generan en menores y adultos los Reyes Magos. Melchor, Gaspar y Baltasar sí que saben hacer una entrada con estilo. Llegan con toda la pompa el 5 de enero, les reciben las autoridades, y por la tarde, recorren las calles en sus camellos, acompañados de una hilera de carrozas y un sinfín de acompañantes, lanzando caramelos.
Que sean los últimos en llegar no quiere decir que ya no puedan sorprender a las familias ni mucho menos. Los regalos que traen suelen ser “los importantes”, los “gordos”. Esos que no cabían en la carta del Olentzero o Papá Noel, o que requerían un poco más de tiempo para decidir.
Convivencia navideña a lo alavés
Lo curioso es que estas figuras conviven sin problemas. Olentzero mantiene su lugar como representante de las tradiciones vascas, Papá Noel se encarga de rematar la Navidad, y luego los Reyes Magos ponen el broche de oro justo antes de tener que volver al cole.
Y, claro, los más pequeños no se quejan. Si alguien menciona que ya tienen bastante, siempre hay una amama o una tía que dice: “Que disfruten ahora, que crecen rápido”. Mientras, el resto hacemos equilibrios con los presupuestos y las decoraciones, porque con cinco protagonistas hay que repartir las luces, los adornos y hasta las galletas. n