Juzgan a un taxista acusado de violar a tres menores amigas de sus hijos en Madrid
El Ministerio Público sostiene que el acusado daba dinero, droga y otros obsequios a sus víctimas para "embaucarlas"
La Audiencia Provincial de Madrid ha juzgado a un taxista acusado de violar de forma continuada a una menor de 14 años y agredir sexualmente a otras dos adolescentes, todas ellas amigas de sus hijos, unos hechos por los que la Fiscalía pide que sea condenado a 36 años de cárcel.
El Ministerio Público ha sostenido a lo largo del juicio, que ha concluido este viernes, que Leonardo S.B. tenía el mismo "modus operandi" con las tres menores, a las que daba dinero, droga y otros obsequios con los que las "embaucaba con el fin de obtener sexo".
De tal forma, le acusa de un delito de agresión sexual continuada a menor de 16 años, tres delitos de corrupción de menores, así como un delito de producción de pornografía infantil y otro contra la salud pública.
Mientras, su defensa solicita un total de nueve años por corrupción a dos de las menores y por un delito contra la salud pública, y defiende su absolución del resto de hechos que le imputa el Ministerio Público.
El acusado, que declaró el jueves al inicio de la vista oral, negó los hechos que se le imputan, a lo que añadió que llevaba 25 años consumiendo sustancias.
En la sesión de este viernes ha declarado un médico forense que realizó un informe psiquiátrico a raíz de que el acusado diese positivo en consumo de varias drogas después de su detención, y que ha sostenido que no tenía afectadas sus capacidades.
"Consumo habitual de sustancias"
El doctor ha matizado que el acusado hacía un consumo habitual de múltiples sustancias, tal y como quedó recogido en los informes toxicológicos, pero eso "no significa que haya un trastorno mental o una afectación a sus capacidades", como es el caso.
En los informes finales, el fiscal ha incidido en las declaraciones de las menores, que relataron cómo el acusado, a quienes conocían por ser el padre de amigos suyos, les ofrecía dinero "a cambio de tocamientos". También les daba drogas, y una de ellas llegó a ser dependiente de estas sustancias.
Por su parte, la defensa ha cuestionado el relato de las víctimas al considerar que la única prueba que existe acerca de la agresión sexual continuada es el testimonio de la menor, y que "es simplemente la palabra del uno contra el otro". El juicio, que ha quedado visto para sentencia, ha concluido con la última palabra del acusado, quien ha manifestado que conocía a las tres chicas por vivir en el mismo barrio, y que si bien las trasladaba en su taxi a los sitios que ellas solicitaban, su intención "nunca fue la corrupción".
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