Comer sano, un deseo percibido como un lujo
Según un estudio recientemente publicado, el 73% de la población del Estado, 13 puntos más que hace un año, considera que el precio de los alimentos constituye el principal obstáculo para mantener una dieta equilibrada
¡Cómo está todo de caro! Es una de las frases más utilizadas en esas breves conversaciones de ascensor, más allá de las manidas referencias al calor en estas fechas. ¡La fruta se ha puesto por las nubes! ¡Y del pescado, ni hablar! La de los precios en los alimentos básicos es una queja recurrente y genera inquietud en el común de los mortales. La salud es otros de los asuntos que ocupa una posición alta en el ranking de preocupaciones. Pero, en muchas ocasiones, ambas cuestiones colisionan. Así lo percibe al menos casi tres cuartos de la población del Estado. Y es que, según revela un estudio publicado recientemente un 73,1% de los habitantes del Estado apunta al coste de los alimentos como la principal barrera para llevar una dieta equilibrada.
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Es esta la principal conclusión que se extrae de la segunda edición del Radar SaluDiable, informe elaborado por la cadena de supermercados Dia con el aval de la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria, en el que se analizan los hábitos de alimentación y consumo de los hogares del territorio estatal. Y la de entender el precio como un obstáculo para comer sano es, además, una percepción al alza, puesto que se ha reforzado en 13 puntos porcentuales respecto al 60% registrado en el muestreo de 2024.
No es, desde luego, una cuestión baladí. De hecho, son muy pocos los que se la toman a la ligera, a tenor de los datos recabados en este Radar SaluDiable. Exactamente, un 90% de los consumidores del Estado reconoce estar muy preocupado por su alimentación y bienestar. Ese índice se eleva incluso hasta el 95% de los encuestados en el caso de quienes afirman estar interesados en mejorar sus costumbres alimentarias. Pero una cosa es querer y otra poder. Así, únicamente un 28% de las personas participantes en el estudio logra mantener hábitos saludables en su día a día. Y aunque el precio encabeza con el citado 73,1% el ranking de barreras hacia una alimentación sana y equilibrada, la falta de tiempo (30,6%) o la escasez de promociones en alimentos saludables (27,6%) también se esgrimen como razones de peso para no alcanzar el objetivo deseado.
La gente sabe lo que es bueno y se esfuerza por disfrutar de ello. La muestra es que el 78,4% de los encuestados declara que siempre incluye productos frescos en su cesta de compra. Ello, pese a verlos casi como un lujo. Y es que un 64% considera que una dieta variada en artículos frescos es más cara que otra basada en ultraprocesados o preparados, frente al 15% que opina que es más barata y al 19,5% que cree que las dos opciones se mueven en los mismos precios.
“No podemos comer bien si no se compra bien”, apunta el presidente del comité científico de la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria, Javier Aranceta. Para esta entidad, es “prioritario apoyar a la ciudadanía y trasladar estrategias de compra inteligentes, conscientes y sostenibles que permitan incorporar una estructura alimentaria más favorable para su salud”. Y en este sentido remarca “el valor de la dieta mediterránea, reconocida como la más saludable y sostenible porque se apoya prioritariamente en alimentos de origen vegetal, de cercanía y de temporada”. Esto es algo de lo que también es consciente la mayoría de los consumidores, como lo corrobora el Radar SaluDiable, el cual refleja que el 51,8% de los encuestados percibe que los alimentos de proximidad tienen mejor calidad, lo que ratifica el valor de lo local y de temporada como aliado del bienestar nutricional.
Productos de proximidad
También en el ámbito institucional se apuesta firmemente por la promoción de la dieta mediterránea. Así, el director general de Alimentación del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, José Miguel Herrero Velasco, recordaba que la Estrategia Nacional de Alimentación advierte del riesgo del alejamiento del patrón tradicional, especialmente entre los sectores más vulnerables de la sociedad, que tienen mayores dificultades para acceder a productos de calidad. No obstante, Herrero ve oportunidades en un mercado de productos de proximidad en auge: “El Ministerio está desarrollando numerosas iniciativas para hacer accesible, preservar y actualizar este modelo alimentario que evoluciona sin perder su esencia y se consolida como referente de salud, sostenibilidad y cultura”.
La cesta de la compra registra su mayor subida del año en junio, se dispara un 1,7%
Para el director general de Alimentación, “en un contexto de cambio en los hábitos de consumo”, se refuerza la importancia de vincular la salud con la alimentación. Ello redunda en “una creciente preocupación de la ciudadanía por una dieta saludable”, así como en “un aumento del interés por el etiquetado y la información nutricional”. En referencia a este última tendencia, el propio Radar SaluDiable la corrobora. Así, el 68,5% de los encuestados reconoce que lo reflejado en la etiqueta influye a la hora de seleccionar los artículos que llevan a casa, con la información nutricional (71,4%), los ingredientes aditivos (70,2%), la caducidad (64,7%) y el origen del producto (46,4%) como aspectos más consultados.
Bienestar emocional
Por último, del estudio se desprende una conclusión que, por otro lado, no sorprende a nadie: el comer bien aporta felicidad. No en vano, el 91% de las personas consultadas ve una relación entre la alimentación y el bienestar emocional o el estado de ánimo. Y es que lo que nos ahorremos en la compra desechando alimentos más sanos y de calidad nos lo tendremos que gastar en medicinas... y quizás también en psicólogos.
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