La Policía Nacional sigue buscando al autor o autores del asesinato de Andriy Portnov, el expolítico ucraniano tiroteado a las puertas del Colegio Americano de Pozuelo de Alarcón (Madrid) después de dejar a sus hijas en clase este miércoles.

Los agentes continúan con la toma de declaración de testigos y la revisión de las cámaras de videovigilancia de la zona, especialmente las de la residencia universitaria ubicada enfrente del escenario del crimen, cuyas cintas ya se solicitaron en las primeras horas de las investigaciones.

A primera hora de la mañana, los médicos forenses han iniciado la autopsia del cadáver de Portnov, a quien le dispararon seis veces en la espalda y la cabeza cuando iba a subirse a su vehículo aparcado en la acera, un Mercedes negro de alta gama, según han informado a EFE fuentes próximas a la investigación.

Mientras tanto, la Policía continúa peinando los alrededores de Pozuelo de Alarcón y la capital española en las primeras 24 horas desde el homicidio, después de que los asesinos huyeran hacia la Casa de Campo de Madrid, una gran superficie boscosa que une la capital con el municipio donde se cometieron los hechos.

Todavía se desconoce la motivación del crimen, que podría estar vinculado al apoyo de Portnov a Rusia, ya que el expolítico y abogado fue jefe de la Administración del expresidente ucraniano Víctor Yanukóvich, el mandatario prorruso que cayó tras la revolución del Maidan.

De hecho, fue uno de los actores principales en la respuesta del Gobierno de Yanukóvich a la crisis ucraniana que comenzó a finales de 2013 y fue investigado por apropiación indebida de fondos públicos y violaciones de derechos humanos.

También figuró en una lista negra de la Unión Europea (UE) por estos hechos y llegó incluso a ser investigado por el servicio secreto de Ucrania por su afinidad con Rusia.

El Tribunal General de la UE terminó por levantar el embargo sobre sus bienes y fue exonerado en diferentes causas en Ucrania, aunque en 2021 Estados Unidos dictó sanciones contra él por "acusaciones creíbles de utilizar su influencia" para corromper a los tribunales y "socavar los esfuerzos para reformar" Ucrania.

Como muchos de los ucranianos llegados al Estado español tras el comienzo de la invasión rusa de Ucrania y el estallido de la guerra, Portnov y su familia tenían permisos de residencia temporal por circunstancias excepcionales desde hacía un año.