El 66% de los niños menores de dos años de Gipuzkoa usa pantallas, a pesar de que los pediatras las desaconsejan completamente. También alertan de que las utilizan durante las comidas y antes de irse a dormir. Las conclusiones proceden de un estudio a pie de consulta de 18 pediatras y siete enfermeras de 15 centros de salud guipuzcoanos, conscientes de la necesidad de analizar el consumo digital entre los más pequeños, concretamente entre seis meses y seis años. Una investigación pormenorizada que será presentada en marzo en el Congreso de Pediatría de Atención Primaria, y de la que se extraen revelaciones de calado.
El 66% de los menores de dos años utiliza durante media hora cada día dispositivos móviles
“Es posible investigar en Atención Primaria, lo que ocurre que el tiempo es más limitado. Por eso, enmarcamos la investigación sobre utilización de pantallas y sus repercusiones en el Programa de Salud Infantil, con el fin de aprovechar las revisiones periódicas, y disponer de más tiempo para encuestas”, explica Pedro Gorrotxategi, pediatra de Osakidetza en Pasai San Pedro.
Del estudio se extraen algunos signos de alarma. Porque aunque los menores de dos años no deben usar en ningún caso dispositivos móviles, tal y como señala la OMS, los utilizan el 66% durante media hora cada día. En el caso de los txikis de 2 a 6 años podrían usar una hora al día y, sin embargo, la media es de hora y media en todos los tramos de edad.
"Hay un cierto retraso en la adquisición del habla porque las pantallas evitan el contacto con el entorno, con los padres y madres"
¿Qué tiene eso de problemático? “Pues que hay un cierto retraso en la adquisición del habla porque las pantallas evitan el contacto con el entorno, con los padres y madres. De hecho, el 20% de los pequeños, y el 30% de los más mayores realizan este consumo digital durante comidas y cenas y, antes de irse a dormir ven pantallas un 10% de los chiquitines y un 15% de los menores de seis años.
“En esos momentos deberían estar charlando con los aitas y amas, hablándoles de cómo ha ido el cole, y antes de dormir, habría que contar un cuento, comunicarse con los peques, pero ese hábito de las pantallas hace que la interacción humana se vaya perdiendo, y se mermen ciertos aspectos del desarrollo”, destaca Gorrotxategi.
"Ese hábito de las pantallas hace que la interacción humana se vaya perdiendo, y se mermen ciertos aspectos del desarrollo”
Además, los pediatras han detectado que hay relación con el índice de masa corporal ya que se produce un aumento de peso entre los niños mayores de dos años que recurren más a las pantallas. Este trabajo sobre el terreno ha analizado asimismo el uso de los dispositivos en función del municipio, y la clase social y económica de la familia.
La investigación en Atención Primaria es fundamental porque es capaz de analizar el día a día. “Y es un atractivo también para los nuevos residentes. Ellos la asocian a una actividad monótona, de sobrecarga de trabajo, de falta de estímulos intelectuales y profesionales. Por eso investigar en AP es vital para que los residentes vean esta puerta de entrada a la sanidad como algo atractivo, capaz también de trabajar la investigación y la innovación”.
A pesar de haber constatado algunos de los efectos nocivos de las pantallas en la edad pediátrica, el especialista no se atreve a ratificar algunos estudios que señalan que esta nueva tendencia ha dado pie a una generación de hijos menos inteligentes que los padres. “No se puede llegar a una conclusión tan categórica. Para detectar ese supuesto déficit intelectual habría que hacer, por ejemplo, un test de inteligencia, y para eso hace falta más tiempo y profesionales especializados”.
"En AP es vital para que los residentes vean esta puerta de entrada a la sanidad como algo atractivo"
Gorrotxategi ya es veterano en el trabajo de campo. “Hace años hicimos otro estudio sobre cómo entendían el dolor tanto los niños como los padres en las vacunaciones”. Otra de sus investigaciones se centró en estudiar si sufrían más o menos infecciones los txikis que acudían a la guardería, revisando cuántas veces habían ido a urgencias, o cuántas habían tomado antibióticos. “Porque el hecho de ser muchos pediatras en el Servicio Vasco de Salud, y estar repartidos por muchos municipios, nos permite hacer ese tipo de estudios prospectivos”, indica Gorrotxategi, quien destaca la colaboración de la Unidad de Investigación de Atención Primaria de Osakidetza. “Es un elemento de apoyo que nos ayuda en el aspecto metodológico y el análisis de los resultados, con estadísticas y datos que dan mayor solidez a los trabajos”.
En corto
Atractivo. Osakidetza prioriza la investigación en Atención Primaria, consciente de que es una herramienta que logra grandes avances. Además facilitar la actividad investigadora en AP aumenta la capacidad de atracción y retención de los profesionales en la puerta de entrada de la sanidad.