Miren tuvo que acudir el año pasado a una clínica de fertilidad para intentar ser madre. Tiene 39 años, hace ejercicio, sigue una dieta saludable y nunca creyó que a ella y su pareja les costaría tanto lograr un embarazo de manera natural. Después de año y medio intentándolo sin éxito, se animó a consultarlo.
O por problemas de fertilidad o por deseo expreso de no formar una familia, Euskadi atraviesa un invierno demográfico, y junto con el Estado español e Italia, se encuentra a la cola de la natalidad en Europa. La estadística de recién nacidos está bajo mínimos y se sitúa actualmente en los peores registros. Con los nacimientos desplomados, se contabiliza la cifra más baja de la serie estadística desde 1975 y los números arrastran trimestre tras trimestre mínimos históricos como acaba de constatar esta misma semana el Eustat. Con 3.113 nacimientos se volvió a registrar una caída del 5,6%.
En Euskadi se registraron en el primer semestre de 2023, 6.477 alumbramientos, apenas 35 recién nacidos al día. Durante el mismo periodo, se habían anotado más de 7.000 bebés en 2019 y en 2020. Llama la atención que casi el 80% de los nacimientos hayan sido protagonizados por mujeres mayores de 30 años.
Así hemos pasado del baby boom al baby bluf. En 1980, se tenía el primer hijo a los 25,6 años, actualmente ese primer bebé nace de una mujer que tiene 32,6 años
Y es que Miren se enteró en la consulta de una realidad apabullante, la de que los óvulos se agotan conforme la mujer cumple años y no se reponen: al mismo tiempo su liberación sigue un orden: los mejores se ovulan en los primeros años desde que se inician las menstruaciones y los de peor calidad o portadores de anomalías se van quedando para el final. La edad marca no sólo la cantidad sino también la calidad de los mismos.
Euskadi es también una de las regiones más longevas del mundo. Pero que las vascas vivan más años y disfruten de mejor calidad de vida permite retrasar la jubilación, o hacer una vida activa más tiempo, pero no significa que podamos concebir los hijos, de manera natural, más tarde. “La biología de la mujer, en lo que se refiere a reproducción, es la misma desde hace siglos. A partir de los 35 años las posibilidades de quedar embarazada de manera natural disminuyen de forma destacada” corrobora la doctora Andrea Bernabeu.
Se estima que en torno al 15% de las parejas sufre infertilidad. Y la edad es uno de los principales obstáculos para lograr el embarazo. De hecho, con treinta años la mujer tiene la mitad de probabilidad de ser madre que a los 20-24 años. Y después de los 35 años disminuye considerablemente.
Reloj biológico
Los expertos alertan de que aunque la esperanza de vida crezca, los límites de la fertilidad no han cambiado. Y es que, cuanto más evolucionan las sociedades modernas, más se aleja la edad reproductiva social de la biológica. Factores como la falta de estabilidad laboral y económica, o el hecho de que el ciclo vital incluye muchos planes previos antes de tener hijos, provocan que se aplace el momento de tener un bebé.
El hecho indiscutible de que la edad para tener un hijo está siendo cada vez más alta. “Eso dificulta lograr el embarazo porque la reserva ovárica está mermada y el riesgo de anomalías cromosómicas y de aborto es más alto”, dice Bernabeu.
La media de edad de las pacientes que acuden a su clínica ha ido creciendo en los últimos 40 años y ahora es de 39,6 años. Si tenemos en cuenta aquellas que requieren recurrir a la ovodonación, la edad supera los 42,2. “El problema es que no estamos preparadas para que nos digan que ya no tenemos ovocitos suficientes o de la calidad adecuada y que nuestras posibilidades de concebir naturalmente y tener un embarazo evolutivo que dé lugar a un bebé sano son pocas. No lo estamos porque nadie nos ha explicado que, a nivel biológico, nuestra capacidad reproductiva sigue siendo la misma de hace miles de años”, explica esta especialista.
“A pesar de que las mujeres cada vez nos cuidamos más, de que nos hemos esforzado mucho, el reloj biológico nos penaliza para convertirnos en madres. Por otro lado, factores como el tabaco, la obesidad, consumo de drogas, la contaminación van mermando las posibilidades de concebir”, advierte Bernabeu. l
La nueva maternidad
No casadas
Fuera del matrimonio. Los nacimientos fuera del matrimonio es una tendencia que se consolida. Así, en el primer trimestre del año, supusieron el 51% del total, según el Eustat. Una cifra, sin embargo, inferior a la del primer trimestre de 2022 (52,6%). Bizkaia tiene valores superiores, un 55%, mientras que en Araba y Gipuzkoa este porcentaje es del 49% y el 44%.
Los primeros
Casi la mitad. Según el orden de nacimiento, en el primer trimestre de 2023, el 49% de los bebés vascos, 1.525 niños y niñas, fueron primogénitos. Un total de 1.177 (37,8%) llegaron a familias en las que ya había habido otro alumbramiento y solo alcanzó el 13,2% el porcentaje de nacimientos de orden tercero o posterior.
Más de 40
Un 12%% de recién nacidos. El grupo de madres de 35-39 años ocupa la primera posición con el 35% de los nacimientos. En el primer trimestre, el número de nacimientos de ‘amatxus’ con 40 o más años fue el 12%. Por el contrario, la edad de la maternidad de mujeres solteras es inferior a la del conjunto de las madres, destacando que solo en diez de cada cien casos, ellas tenían menos de 25 años.
Más de 50
Madres ‘añosas’. En el primer semestre del año, hubo cuatro mujeres de más de 50 años que tuvieron un hijo en Euskadi. Según datos aportados por el INE, fue una en Bizkaia, dos en Araba y una en Gipuzkoa. En el conjunto de la CAV, un total de 745 fueron madres ya en la cuarentena. 362 en Bizkaia, 242 en Gipuzkoa y 141 en Araba.
Fertilidad
posibilidades por ciclo. A los 35 años, una mujer sana tiene aproximadamente un 15% de posibilidades de quedarse embarazada de forma natural en cada ciclo menstrual. La probabilidad de lograr un embarazo de forma natural a los 40 es solo de un 5% en cada mes y de un 1% a los 45 años. Por ello, los nacimientos por reproducción asistida están al alza y se estima que el 10% de los niños nacen por estas técnicas.