La tasa de reincidencia de los menores infractores en Euskadi se sitúa en el 13 %, mientras que la mayoría de las infracciones se corresponde con delitos de lesiones, hurtos y violencia machista.

La consejera de Igualdad, Justicia y Políticas Sociales, Nerea Melgosa, ha hecho estas declaraciones este lunes en la inauguración de un Curso de Verano de la UPV-EHU en Dnostia, titulado "Adolescencia y problemas de conducta: las personas menores ante la Justicia".

Medidas de conciliación y reparación

Melgosa ha explicado que la evaluación del Plan de Justicia Juvenil 2020-2024 revela una estabilidad en las infracciones cometidas por menores, así como en expedientes, sentencias y medidas.

La mayoría son delitos de lesiones, hurtos o violencia machista, y casi la mitad de los casos se resuelve con medidas de conciliación y reparación.

En el caso de sentencias condenatorias, la mayor parte de la misma son de conformidad entre las partes, ha precisado la consejera.

"Las medidas de libertad vigilada han desbancado a las prestaciones en beneficio de la comunidad, las cuales han quedado en segundo lugar, y en tercer lugar los internamientos semiabiertos", ha detallado.

Disminuyen un 4,5% los reincidentes

La consejera ha puesto de relieve los resultados positivos que ha logrado el modelo vasco de Justicia Juvenil ya que el último estudio sobre el nivel de reincidencia realizado para el periodo 2018-2021 arroja datos "alentadores".

La tasa se ha situado en un 13 %, lo que supone una "disminución significativa del 4,5 % respecto al período 2015-2018.

En cuanto al perfil de los menores infractores, la mayoría son chicos (81 %), nacidos en Euskadi o en otra comunidad autónoma (entre el 64 % y el 71 %).

Además, ha precisado que más del 40 % de las personas menores infractoras carecen de atención parental y más del 20 % no cuenta con un control parental mínimo. Además, entre el 28 % y el 31 % no están escolarizadas.

Depresión entre los adolescentes

Melgosa ha asegurado que "la prevención de factores de riesgo también debe ser abordada desde las familias, las escuelas y los programas de salud mental" y ha considerado "preocupante el alto porcentaje de estudiantes con síntomas graves de depresión y el uso y abuso de drogas en la etapa adolescente, así como el impacto de sustancias como el cannabis en el desarrollo de trastornos mentales".

Ha reconocido, por último, la "labor meritoria y apasionante de quienes trabajan en los equipos psicosociales, en justicia juvenil y en centros de protección".