El 18 de abril de 1982, un joven Enrique Villareal se estrenó con Barricada en la Plaza de la Txantrea. Su primer concierto en blanco y negro. El Drogas se convirtió en una estrella musical, tocó en infinidad de giras y nunca olvidó dónde empezó todo.

Cada 18 de abril, El Drogas toca en su Txantrea y rememora aquel mítico concierto que engancha a los más txikis al rock and roll y devuelve a los no tan jóvenes a tiempos pasados. 41 años sin fallar a la cita.

“La Txantrea siempre es ese lugar al que regreso para reencontrarme con mi intimidad”, confiesa. Qué importante es acordarse de los orígenes y las raíces, saber de dónde se viene para no perder el norte.

Su compromiso social y cultural con su barrio conflictivo tuvo ayer su recompensa y El Drogas ha prendido este jueves la mecha de las fiestas de la Txantrea. La parranda se prolongará hasta el lunes 1 de mayo, un día más de jarana de lo habitual. No hay tregua.

El pistoletazo de salida oficial fue a las 20.00 horas, pero desde primera hora de la tarde se respiraba ambiente festivo por las calles del barrio. A las 19.00 horas, el cortejo de Mayordomos, dantzaris, gaiteros, kilikis –Japi, Piripi, Cotilla y Profe– y gigantes –Tartalo, Sorgiñe, Basajaun y Mari– y los zanpantzar salieron de kalejira. “Queremos sombra”, clamaban los zanpantzar, que se asaban mientras hacían sonar los cencerros. Ayer sobraban las gruesas pieles de oveja y los calcetines gordos de lana. 

A las 19.40 horas, la kalejira llegó a una Plaza de la Txantrea abarrotada de gente. No cabía ni un alma. Se palpaba en el ambiente que una persona muy especial iba a lanzar el chupinazo del barrio.

Allí aguardaba Vicenta Irurita, la abuela de la Txan, que a sus 107 años –sí, han leído bien, 107– es una aficionada a la parranda. “Aquí estoy viendo todo el jaleo. No me pierdo una. Estoy gracias a mi hija, que me lleva en silla de ruedas a todos los lados”, comentó Vicenta, vestida de gala con un traje y sombrero rosa. 

Instantes antes del chupinazo, los vecinos bailaron el Txantreako Ttunttuna, incluidos los familiares de Enrique Villareal: su socia, Mamen Irujo, y el hijo de ambos, Garikoitz Villarreal, como handis; en la pareja de medianos Araia VIllarreal y su compañero Txus Moreno; y los mayordomos txiki fueron sus nietos Nahia Carmona y Ugaitz Ured. Todos ellos bailaron el Zortziko, Porrusalda, Ingurutxo y fandango de la Txantrea. 

Emotivo chupinazo

“Ostia, qué Cristo”, aseguró El Drogas cuando salió al balcón desde que tenía que tirar el chupinazo y vio la plaza repleta, como si de un concierto se tratase. El cantante realizó un emotivo pregón a través de seis estrofas y “pinceladas”.

La primera se la dedicó a “esa segunda generación de txantreanos que en el barrio aprendimos a correr tras una pelota, a pedalear, a jugar con muñecas, a coger ranas, cabezones y cangrejos en el río y a jugar al escondite. A esa generación que más tarde fuimos madres y padres y, hoy, de repente, somos abuelas y abuelos”, señaló. 

En segundo lugar, reclamó unas fiestas inclusivas y antiracistas. Para ello, cantó parte de la letra de Balas Blancas: “Cuando el negro es un hombre, es buen momento para el cazador. El blanco se pone nervioso y comienza a llenar el cargador”, cantó. 

A continuación, tarareó Que no se rompa tu vida para exigir unas fiestas sin ninguna agresión machista: “No son besos si avasallan. Ni caricias las que matan. No es amor lo que te ata y asfixia tu corazón. Si quedas desecha, no son palabras amables. Si cierran tu puerta, te quieren vencida. Que no se rompa tu vida”. 

El Drogas se fue emocionando hasta que se le quebró la voz. Instantes antes de prender la mecha, dedicó el chupinazo a los fallecidos Mikel Astrain, primer batería de Barricada, y a Boni, guitarrista del grupo. “Ojalá el ruido del cohete llegue allí donde se encuentren”, sollozó.

También se acordó del montañero Iñaki Ochoa de Olza, que murió en el Annapurna en mayo de 2008: “Y si me dejas, te voy a pintar con el color de cualquier esquina. Para las personas que, como Iñaki Ochoa de Olza, saben pintar su sonrisa con el color de la vida”, relató emocionado.