Karmele siente a menudo como si le martilleasen la sien. “A veces, el dolor va acompañado de pulsaciones y latidos, y resulta tan potente que es como si me estrujasen el cráneo”, describe gráficamente. El de Karmele es un caso habitual. Ningún adulto se libra de sufrir cefalea o dolor de cabeza. Según datos de la Sociedad Española de Neurología (SEN), prácticamente la mitad de la población (un 46%) presenta algún tipo de cefalea activa. De hecho, son las mujeres (hasta en un 99%) las que más la sufren y un 89% de los hombres afirman también padecer o haber padecido jaquecas en algún momento.
Es por ello que la celebración, el próximo miércoles, día 19, del Día Nacional de la Cefalea no es una jornada menor ya que hablamos de la forma más frecuente de dolor en el ser humano. Sin embargo, su frecuencia lo convierte en algo subestimado a menudo porque se encuentra entre las dolencias menos diagnosticadas y peor tratadas.
El término cefalea hace referencia “a cualquier dolor localizado en la región craneal, en la parte alta del cuello, o en las estructuras faciales y en la mitad superior de la cara”. De acuerdo con el coordinador del Grupo de Cefalea de la SEN, Pablo Irimia, quienes la sufren suelen padecer además “una hipersensibilidad aumentada a cualquier estímulo, como la luz, el ruido o los olores”.
“La cefalea en racimos es la peor. Suele ser un dolor tan intenso que los pacientes lo describen como atroz”
Existen más de 200 tipos, pero se dividen en tres grupos: cefaleas primarias, cuando el dolor no está asociado a ninguna lesión en el sistema nervioso; cefaleas secundarias, cuando se debe dichas lesiones o a otras enfermedades; y las neuralgias, cuando el dolor se localiza en el territorio de un nervio.
Dentro de las primarias hay tres tipos fundamentales, las más conocidas por la opinión pública. Son la migraña, la cefalea tensional y la cefalea en racimos. La más común de ellas, la migraña, es también muy incapacitante. Porque las migrañas, ese latigazo de dolor en plan vibrante o punzante, suelen ser las más recurrentes. No en vano, estos trastornos del sistema nervioso suponen la primera causa de discapacidad entre los 16 y los 49 años y también el primer motivo de consulta en Atención Primaria.
¿Mejor ibuprofeno o paracetamol?
Analgésicos. El paracetamol e ibuprofeno son analgésicos que se utilizan de forma habitual e indistintamente para malestares como el dolor de cabeza, pero no son lo mismo. El primer compuesto tiene propiedades analgésicas y antipiréticas, por lo que alivia el dolor y baja la fiebre. Es más inocuo para el organismo y es un medicamento seguro, que pueden tomar embarazadas o personas con medicación. Hay que vigilarlo en personas con insuficiencia renal avanzada o en alcohólicos. En el caso del ibuprofeno, es un antiinflamatorio no esteroideo. Por lo que a las funciones de antipirético y analgésico se le suma el efecto antiinflamatorio, por lo que según la causa del dolor de cabeza, a veces puede ser más eficaz uno u otro.
“Suponen una gran barrera”
Desde la AEPAC (Asociación de Pacientes con Cefalea) sostienen que “las cefaleas no sólo son crisis dolorosas, son además en muchos casos dolores muy incapacitantes que pueden llegar a imponer una importante barrera social y financiera para muchos afectados”. Se refieren a que “los ataques repetidos de dolor de cabeza y, en algunas ocasiones, el temor constante a que aparezca la próxima crisis, consiguen romper la vida familiar, social y laboral”.
Con el agravante de que una cefalea mal tratada puede llegar a cronificarse. Pero no hay una receta común que sirva para todas porque cada dolor de cabeza tiene su propio tratamiento. Según la doctora Lucía Vidorreta, del hospital QuirónSalud siempre hay que hacerse está pregunta: “¿Tengo capacidad de aguantar esta molestia? Pues no me tomo nada. Si cada vez que nos duele la cabeza tomamos algo, haremos que el cuerpo se acostumbre. Es decir, si tomamos un analgésico 8 o 10 veces al mes, podemos provocar lo contrario, un rebote”. Y es que los especialistas consideran que hay algunos dolores de cabeza que nunca llegan a ser tan intensos cómo para necesitar medicación.
Una cefalea se convierte en algo serio y urgente cuando sube su intensidad o cuando es muy frecuente. Por ejemplo, “si tenemos más de 15 días al mes de dolor durante 3 meses seguidos debemos consultar con un especialista”. Los expertos suelen trabajar con pautas cortas de tratamientos, para ir viendo si está o no funcionando en el paciente; y encontrar el que mejor se le adapte y le reduzca los dolores. En el caso de que estos dolores no desaparezcan ni se reduzcan, se usan técnicas más invasivas con infiltraciones o incluso se utiliza el bótox.
“Una cefalea es cualquier dolor localizado en la región craneal, el cuello, en la nuca, o en la mitad superior de la cara”
Cefalea en racimos, la peor
De todos los dolores de cabeza, la cefalea en racimos es la peor que alguien puede sufrir. Está considerado el dolor más fuerte que puede aguantar el ser humano sin perder la conciencia. Un 3% de la población la padece, mayoritariamente hombres, llegando a entre tres y cuatro casos de pacientes varones por cada paciente femenino. Los enfermos la describen como “un dolor insoportable, localizado detrás del ojo, y además va acompañada de congestión nasal, cambios de color en la piel, ojos rojos, o cambios en la pupila, todo ello, del mismo lado que el dolor”.
Este tipo de cefaleas “impactan de manera muy notable en la calidad de vida de los pacientes, y pueden interferir en su vida laboral”. De hecho, a muchos de los afectados les cuesta el empleo. Un informe de la Fundación del Cerebro pone de relieve que hasta un 36% de estos pacientes aseguran haber tenido que dejar su actividad profesional a causa de esta patología.
Según datos de la Sociedad de Neurología cerca de 50.000 personas padecen en España cefalea en racimos, uno de los males más invalidantes. “Suele tener una duración relativamente breve, pero el dolor se experimenta de forma tan aguda, que los pacientes lo describen como atroz o insoportable”, explica Pablo Irimia.
Otra característica que la define es que se suele presentar casi siempre a la misma hora, con un predominio vespertino y/o nocturno en el 73% de los casos, y con frecuencia las crisis ocurren en determinadas épocas del año, sobre todo con los cambios de estación al inicio de la primavera o al final del otoño. Y si bien la gran mayoría de los pacientes la experimentan de forma episódica -es decir, se combinan periodos amplios de remisión, junto con períodos sintomáticos-, en un 20% de los casos, la cefalea en racimos se puede cronificar.
“La cefalea en racimos es posiblemente unos de los tipos de dolor de cabeza más infradiagnosticados de España. En primer lugar porque los periodos de remisión pueden ser tan amplios que en los primeros años de la enfermedad, no se llega a consultar con un especialista”, comenta Irimia. “Pero además es un dolor de cabeza en el que, a pesar de tener unas características tan específicas, más del 57% de pacientes reciben diagnósticos previos erróneos”.
Actualmente, en España, se diagnostican unos 1.000 nuevos casos. Pero aun así, puede haber hasta más de tres años de retraso en el diagnóstico. “La principal consecuencia de no tener un diagnóstico es que, al no poder acceder al control y al tratamiento adecuados para esta enfermedad, las crisis cada vez serán más habituales y se tenderá a la cronificación. Y cuando los pacientes tienen ya una cefalea en racimos crónica, su enfermedad no solo será mucho más discapacitante, sino que además responderán peor a los medicamentos”, señala Irimia.
En cifras
15 días al mes
Cefaleas. La Sociedad Española de Neurología estima que el 4% de la población española sufre algún tipo de cefalea primaria de forma crónica, lo que significa que casi dos millones de ciudadanos experimentan dolor de cabeza más de 15 días al mes.
40%
Automedicación. LA SEN afirma que cerca del 50% de los pacientes con cefalea se automedica con analgésicos sin receta y, pese a su prevalencia, más de un 40% con dolores recurrentes están sin diagnosticar.
Menores de 50
Con migrañas. La migraña es la principal causa de discapacidad en menores de 50 años. Se trata de una afección que es especialmente prevalente entre las mujeres ya que hasta el 2% de las mujeres españolas cumple con criterios de migraña crónica.