La que terminó con la galerna del pasado lunes 18 de julio fue la segunda ola de calor que hemos vivido durante el transcurso del año. La primera desde que empezó el verano.
Estos episodios de calor intenso llevan a este verano a estar entre “los dos veranos más extremos” desde que se anotan los registros meteorológicos, junto al del año 2003, con el que va “prácticamente empatado”. Así lo indica Peio Oria, Delegado Territorial de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) en Navarra.
Esta segunda ola, aunque ha azotado especialmente Bizkaia, Araba y Navarra, no ha sido tan destacada en Gipuzkoa, donde las temperaturas, aunque han sido altas, “no han sido excepcionales”, señala Margarita Martín, Delegada Territorial de Aemet en Euskadi. Asimismo, según Martín, solo ascendieron por encima de lo habitual “un par de días”.
Se considera, según la delegada de Aemet, como “ola de calor” un episodio de al menos cuatro días consecutivos, en los que como mínimo el 10% de las estaciones registran máximas por encima del percentil del 95% de su serie de temperaturas máximas diarias de los meses de julio y agosto del periodo 1971-2000.
“En el verano de 2003 el mes que destacó fue agosto y este año aún no tenemos ni cerrado julio”
Aire norteafricano
Esta segunda ola de calor sucedió debido a que una masa de aire cálido norteafricano se extendió desde el Mediterráneo occidental, por lo que afectó más a la parte occidental de la península, cuenta Martín.
A pesar de que dicha masa de aire comenzó a desplazarse hacia el este el pasado martes para abandonar la península, persistirían dos picos de calor, aunque solo de varias horas, durante este fin de semana y se prevé otro para la semana que viene. Sin embargo, dice Martín, “es algo tradicional” y no está fuera de lo que viene siendo esperable para un mes “normal” de julio.
Según indican ambas fuentes, el de este año es un verano que encuentra muchas similitudes con el de 2003, el cual consta como el verano más caluroso desde que se anotan los registros meteorológicos, pero que, en palabras de Oria, es “difícil que se supere” y “va a depender de lo que pase este agosto”, un agosto en el que no se puede prever otra ola de calor. Algo en lo que coincide también Margarita Martín: “Es un verano de mucho calor, pero no superará el de 2003”.
Sin embargo, José Antonio Aranda, responsable de Euskalmet, deja algo más abierta la puerta a la posibilidad de que este año supere al verano de 2003: “¿Puede? Por supuesto que sí. Aunque ahora venga frío, todavía no hemos ni cerrado julio y de qué va a pasar en agosto no tenemos ni idea”.
En aquel abrasador verano de 2003 la primera ola de calor llegó sobre las mismas fechas que en este año (mediados de junio) y se repitió de manera aún más intensa el agosto que le precedió, con una duración de diez días en Euskadi y que abarcó toda la primera quincena de agosto en Navarra; mientras la segunda ola de calor de este verano ha perdurado cinco días en la CAV (del 14 al 18 de julio) y un total de nueve días en Navarra (del 11 al 19 de julio).
“Estamos viendo fenómenos extremos y patrones que se están desestabilizando”
Sobreaviso
Aunque parece que fue hace ya una eternidad, el primer suceso “extraordinario”, tal y como lo califica Martín, de este año llegaba el 15 de marzo en forma de nube de polvo y arena del Sahara. La calima, que cubrió las calles y carreteras de Euskadi, fue un suceso que nos ponía sobre aviso de las fuertes subidas de temperatura que llegarían meses más tarde.
La apertura de la primavera en el mes de abril comenzó con nieve y granizo. Era la primera vez en 94 años que nevaba en abril en el observatorio de Aemet de Igeldo. Los ciclos de calor llegaron ya durante el mes de mayo, que fue el más cálido desde hace 58 años, pero no fue hasta el 14 de junio cuando llegó la primera ola de calor.
La primavera terminó batiendo efemérides de temperaturas máximas absolutas en ese mismo observatorio de Igeldo: 39,7° el pasado 18 de junio. El dato anterior de temperatura máxima más alta en junio fue en 2003: 37,8° el día 21.
“Ambos datos”, cuenta Martín, “son muy destacables ya que esta serie tiene 95 años de antigüedad. Se observan extremos climáticos contradictorios en menos de tres meses”.
Se superaba también el registro de temperaturas máximas absolutas en el observatorio de Hondarribia. Concretamente, eran 42,7° el pasado 18 de junio. El dato anterior más alto para un mes de junio era de 39,8° el 21 de junio de 2003. Asimismo, la temperatura máxima absoluta anual en Hondarribia también se batía al superarse los 42,2° del 30 de julio de 2020.
La primavera cerró siendo la séptima más cálida y seca de la historia, según datos de Aemet, y, desde luego, “más cálida y seca que la del 2021”, pero menos que la del 2020, dice Martín. La delegada territorial de Aemet ya auguraba un verano más cálido y seco de lo normal, aunque no se pudo predecir una segunda ola de calor. Ola que arrasó desde el pasado 11 de julio a Navarra y tres días después llegaba a Bizkaia, Araba y Gipuzkoa.
Años muy dispares
El verano del pasado año 2021 fue, en líneas generales, “frío y húmedo” hasta el 15 de agosto de 2021 y “frío y seco” a partir de entonces y hasta los días 5 y 6 de septiembre del mismo año. A partir de entonces y hasta el cierre del verano, septiembre fue un mes “cálido y muy húmedo”, según datos de Aemet proporcionados por Margarita Martín.
Datos que, sin duda, no se están repitiendo este año, donde la temperatura media diaria desde el 21 de junio de 2022, día en el que daba comienzo el verano, hasta el pasado martes, 19 de julio, fue en Bilbao de 20,8°, 1,5° por encima de los valores climatológicos normales para estas fechas. En el observatorio de Igeldo fue de 19,2°, una subida de 1,2° con respecto a la media climática. De 19° en Foronda, 1,2° superior a la temperatura media diaria normal. Y en Pamplona fue de 22,7°, 2,2° por encima de lo habitual. Lo que lleva a definir este periodo como “muy cálido” en Bilbao, Igeldo y Pamplona y “cálido” en Foronda, con respecto a las medias habituales, según datos que Margarita Martín y Peio Oria han facilitado a este medio.
Cambio climático
Las altas temperaturas llegan cada vez antes, duran más tiempo y se muestran más intensas a consecuencia del cambio climático.
El delegado Peio Oria aprovecha el final de la ola de calor para dar una advertencia acerca del cambio climático y cómo este está afectando a los cada vez más frecuentes fenómenos meteorológicos: “Estamos viendo muchos fenómenos extremos y hay ciertos patrones en el clima que se están desestabilizando. Es un reflejo más de lo que se está viendo en todo el planeta y hay que estar alerta”.