- La Universidad del País Vasco (UPV/EHU) ha puesto en marcha una red de escucha para aliviar las secuelas psicológicas que la pandemia ha dejado entre el alumnado. La idea es que cada uno de los centros y facultades de la universidad pública cuente con una estructura informal -formada por estudiantes y profesorado- que actúe como primer filtro para detectar, escuchar y acompañar al alumnado que, por distintos motivos, pueda estar pasándolo mal y, en caso de las situaciones de malestar más severas, informar de los recursos terapéuticos que ofrece la universidad u otras entidades externas que pueden ayudar a aliviar el problema.

Según el vicerrector de Estudiantes, Fernando Tapia, la Red de Escucha y Respuesta de la UPV/EHU no pretende que los agentes implicados “se conviertan en psicólogos, trabajadores sociales, asesores jurídicos u orientadores sociales”, sino que a través de una breve formación quienes formen la red dispongan de “una caja de herramientas que en primer lugar les ayude a detectar y entender el origen del malestar”.

Y es que, en ocasiones, la simple escucha por parte un compañero o una profesora puede resultar de lo más sanador frente a los malestares psicológicos más leves. En los casos más severos, la UPV/EHU dispone del Servicio de Atención Psicológica, que en los primeros meses de este curso académico ha experimentado un incremento del 25% de las consultas. Por ahora, la constitución de este proyecto de investigación-acción participativa se halla en una fase bastante incipiente de definición. A partir de ahora, se presentará la red centro por centro y a lo largo del segundo cuatrimestre se impartirá la formación a los agentes de la red de escucha que comenzará a intervenir el curso 2022-2023.

La UPV/EHU ha decidido poner en macha este programa de intervención comunitaria tras detectar un malestar “de origen incierto” en parte del alumnado. Según la universidad, los equipos decanales y dirección de los centros han constatado que el estado psico-social del alumnado se ha deteriorado durante el periodo en el que la actividad universitaria presencial permaneció suspendida y el posterior en que han estado vigentes las medidas que han adaptado la docencia a escenarios de distanciamiento social, aforo limitado y el uso de mascarilla.

Por otra parte, añadieron que también hay muchos estudiantes que, ya sea porque no lo pueden expresar o por diversas circunstancias, que tienen dificultades a la hora de afrontar y gestionar su malestar y no han recurrido a los distintos servicios que la Universidad les ofrece y que se quedan muchas veces en situación de vulnerabilidad. Esta realidad “ha llevado al equipo rectoral a plantearse la conveniencia de desarrollar una intervención con la comunidad universitaria que nos permita abordar las necesidades del alumnado de manera pragmática y eficiente”, afirmó Alberdi, quien destacó el papel terapéutico que pueden desempeñar las estructuras de apoyo informales, como esta red de escucha.