- Un desafío de hace siete años se vuelve a colar desde hace semanas en chat de grupos. El reto viral entre los menores es desaparecer durante al menos dos días y conseguir seguidores en redes sociales, unas plataformas desde las que sus usuarios de forma inocente pueden expandir alarmas innecesarias pero muy peligrosas.

Uno de esos contenidos que son susceptibles de propagarse son los retos, como también los bulos o los intentos de estafa. “Siempre están circulando”, asegura el subinspector del grupo de Redes Sociales de la Policía Nacional Víctor Fernández, que explica que incluso son formatos recurrentes que están una temporada y desaparecen y al cabo de un tiempo vuelven a difundirse.

Es el caso del reto viral de la desaparición de las 48 horas, un “viejo conocido” para los agentes y que supone un riesgos. Ahora bien, son estos retos que implican una conducta temeraria -por ejemplo hacerse un selfi al borde de un edificio o en un precipicio- los que no deben compartirse, recomienda el subinspector, que insiste en que esas “invitaciones” persiguen, en el fondo, que el usuario que las difunde gane “me gustas” y seguidores en su perfil.

Fernández explica que el miedo y lo que genera alarma social es una de las mercancías más fáciles de compartir, de hacerse viral y, también, de lograr más seguidores.

“Los contenidos que generan ese sentimiento de preocupación son los que tienden a difundirse sea por buena intención, por miedo o con la idea de alertar a otro, pero, ojo, porque muchas veces puede ser una alarma innecesaria”, explica Víctor Fernández, además de generar un problema, el que a un menor llegue esa cadena para que desaparezca pensando que va a lograr un puñado de likes en su perfil.

Precisamente es en estos casos de contenidos nocivos dirigidos a los más jóvenes donde la problemática se complica porque los menores son muy manipulables y permeables en redes, lo que hace imprescindible la participación de los adultos.