- Un sistema inmune deteriorado que, aunque tengan la pauta completa, hace a los mayores responder peor a las vacunas; una variante más transmisible y la reapertura explican el regreso del coronavirus a las residencias. Pese a ello, la letalidad ha caído al 9,2% tras superar el 21% en 2020.
Entonces no había vacunas; sin ellas, el escenario vivido ahora habría sido parecido, o peor, al de la primera ola, pues a la virulencia del coronavirus con los mayores se uniría el agravamiento de las secuelas que les deja el aislamiento, señala el presidente de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG), José Augusto García Navarro.
"La incidencia en las residencias ha aumentado porque también lo ha hecho fuera; pero la mayoría son casos asintomáticos o muy leves, molestias que nada tienen que ver con los graves síntomas que acababan muchas veces en muerte", prosigue Julián Domínguez, portavoz de la Sociedad Española de Medicina Preventiva, Salud Pública e Higiene (SEMPSPH).
Si las vacunas son tan eficaces, ¿por qué hay muertes en las residencias cuando el 99,5% de sus usuarios está completamente vacunado? Ninguna vacuna, ni la del coronavirus ni otra, tiene una eficacia del cien por cien porque, explica Eva Martínez-Cáceres, vicepresidenta de la Sociedad Española de Inmunología (SEI), "hay pacientes con sistemas inmunitarios que, como el de los mayores, responden peor -o incluso no lo hacen en absoluto- a estos fármacos".
Factor al que hay que sumar otro: son personas con multitud de patologías asociadas que se infectan más y desarrollan una enfermedad más grave. Los mayores en residencias, según datos de la SEGG, tienen de media siete enfermedades crónicas activas -en la mayor parte de casos en un estado muy avanzado- y consumen de media once fármacos.
Desde principios de marzo, la letalidad en residencias es del 9,9%, cuando la acumulada de 2020 supera el 21%. En total han fallecido 30.155, de ellos 10.492 en la primera ola con síntomas compatibles pero no con diagnóstico confirmado.
Las defunciones en estos centros computan como muertes con covid, no por covid. Si aumenta la incidencia, también lo hace el de personas que han fallecido con un diagnóstico positivo.
"¿Cómo dilucidar si ha muerto por una enfermedad vírica o porque esa enfermedad ha producido una descompensación de una de sus patologías previas? Es imposible", afirma el geriatra. "Les provoca mucha descompensación, como la gripe", virus al que cabe achacar 3.900 muertes en la temporada 2019-2020.
Sea como sea, el regreso del virus a las residencias preocupa, y mucho. Con las lecciones aprendidas del espanto allí sufrido, ¿cómo es posible que se haya colado?
"Lo que está pasando no es algo descabellado ni absolutamente inesperado", asegura Domínguez, jefe de Medicina Preventiva del Hospital Universitario de Ceuta. Y lo que está pasando es la conjunción de un aumento de la incidencia fruto de la variante delta, más transmisible que las anteriores; vacunas no esterilizantes que no impiden -aunque sí minimizan- el contagio y la relajación de medidas.
El virus, precisa García Navarro, ha vuelto por tres vías: visitantes, trabajadores y salidas de los propios residentes al exterior, en las que entran en contacto con no vacunados, fundamentalmente jóvenes.
Hace dos semanas, el Consejo Interterritorial dio el visto bueno a la "adaptación de las medidas en residencias de mayores y otros centros de servicios sociales de carácter residencial en un contexto de alta transmisión comunitaria" para atajar el repunte de casos.
Entre las recomendaciones están extremar la precaución por parte de las visitas, la realización de dos PCR semanales a los trabajadores no vacunados o incluso su traslado forzoso, algo que, para García Navarro, "demuestra un desconocimiento absoluto de las residencias", donde las ratios de profesionales "son ínfimos".
"La mayoría de los casos de covid en residencias ahora son asintomáticos o muy leves"
Portavoz de la SEMPSPH
"El virus entra a través de tres vías: visitantes, trabajadores y las salidas de los residentes"
Presidente de la SEGG