- El que fuera coordinador científico del I Congreso Covid, cree que conviene preparar a la ciudadanía para una tercera dosis de la vacuna, y teme el impacto sobre la salud pública de los negacionistas, "porque esos también nos van a sobrecargar los hospitales", dice este especialista en Medicina Interna del Hospital Costa del Sol y Portavoz de la Sociedad de Enfermedades Infecciosas y Microbiología.
Julio ha sido el peor mes en contagios de esta pandemia. ¿Cómo se explica que a estas alturas de 2021 estemos en estas condiciones?
—El coronavirus nos está rompiendo muchos esquemas. Todos pensábamos que después de la tercera ola, que surgió en Navidad e implosionó en enero y febrero, estaríamos mejor porque esto ya habría pasado. Y, sin embargo, aquí estamos con la quinta ola, con gente joven ingresada. Está claro que, con la vacunación, deberíamos ir a mejor, pero el virus nos ha dado ya tantos giros en el aire, que no nos atrevemos a pronosticar ninguna frontera.
¿Cuál es su sensación personal?
—Yo creo que a finales de año deberíamos estar mucho mejor pero esta quinta oleada nos hace ser muy prudentes. Y además ya no podemos pronosticar si necesitamos un 70 o un 90% de ciudadanos vacunados. El tema es que no debe quedar ninguna vacuna sin poner y que debemos ser muy ambiciosos con la inmunización. Porque un 90% de los ingresos que estamos viendo en hospitales corresponde a gente no vacunada o que no ha recibido la pauta completa. Por eso, la enseñanza es que hay que seguir vacunando como si no hubiera un mañana.
¿Qué ha sucedido para no evitar ninguna de las sucesivas olas? ¿Hemos bajado mucho la guardia?
—Es que hay decisiones de salud pública que no atañen solo a los médicos, sino a toda la población y también a las autoridades y a los actores políticos. Las decisiones de salud pública afectan a la economía. Como médico te diría: Evita la movilidad, los encuentros... pero cualquier decisión sanitaria tiene un precio en el campo económico. Nos habíamos fiado, habíamos creído que esto casi había pasado, que los efectos serían mucho más livianos y no ha sido así. Nos ha pillado con la guardia baja a todos. Sobre todo nos ha pillado con la necesidad psicológica de volver a esa ansiada normalidad con comillas. Y el virus no perdona.
¿Cómo lo están viviendo los sanitarios, con un cataclismo tras otro?
—Suelo decir que somos una generación de médicos que ha vivido el impacto de un meteorito. Porque llevamos ya camino de dos años, desde diciembre de 2019, aguantando esto. Los sanitarios estamos extenuados porque la vanguardia de esta lucha es nuestra. Esta quinta ola nos ha roto el espejismo de que todo iría bien con la vacuna, la sensación de que esto estaba encaminado. El virus nos ha enseñado que cuando encuentra un resquicio, lo explota.
Las vacunas han demostrado que evitan la enfermedad grave, pero no evitan la infección ni la transmisión del virus.
—En medicina, rara vez predecimos el éxito, predecimos más el fracaso. Los médicos sabemos mucho mejor cuando un paciente va a ir mal a cuándo va ir bien. Las vacunas, desde los ensayos clínicos, dejaron claro que evitan las formas graves de la enfermedad y no en su totalidad, sino en un porcentaje alto. Eso no implica que se evite sino que se disminuye. Y la mortalidad cae en picado. Tenemos esta quinta ola porque asistimos a una replicación del virus de forma explosiva porque los jóvenes están teniendo mucha movilidad y encuentros propios del verano. Y también porque estamos ante una variante que tiene una transmisibilidad mucho mayor. Se ha juntado el hambre con las ganas de comer. Se ha juntado una época de contactos muy intensos, con una variante mucho más contagiosa.
Hay muchas incógnitas. No sabemos si será necesaria una tercera dosis. No sabemos cuánto tiempo de cobertura tiene la vacuna...
—Conviene preparar a la gente para que sea posible necesitar una tercera dosis. Pero evidencia científica firme no hay. Estamos haciendo el camino de la mano con la ciencia en un tiempo récord pero hay muchas incertidumbres que compartimos los científicos con la sociedad. Muchos pensamos que con este virus se va a necesitar una vacunación periódica. Pero insisto, el coronavirus nos ha hecho giros en el aire y hasta ahora todos han sido para mal. Ojalá haga alguno para bien.
Las mutaciones son un ejemplo claro de esos giros.
—Mutar está en el devenir de todos los virus porque son seres vivos que mutan para ser más transmisibles y para lograr replicarse mejor. ¿Qué pasa? Que históricamente, al cabo de un tiempo, se suelen hacer menos letales, lo que pasa es que el coronavirus tiene tal porcentaje de transmisibilidad que no apreciamos esa disminución de letalidad. Porque, una cosa está clara, si esta variante delta llega a afectar a la gente mayor hubiera sido más dramático que en la primera o segunda ola.
Y con tanto virus en circulación, la cosa se complica.
—Sí, es más fácil que surjan nuevas cepas. Por eso, la base de la política masiva de vacunación es ponérselo difícil al virus. El virus circula cada vez que está en un huésped. Por eso hay que intentar minimizar la posibilidad de que llegue a un huésped. Y de eso hay evidencia científica con la vacuna. Hasta que no logremos que estemos todos vacunados, vamos a tener coronavirus.
¿Hay algún tratamiento específico para el coronavirus? ¿Funciona algún fármaco?
—Fármacos nuevos, aprobados y validados está habiendo algunos anticuerpos monoclonales. Son un cóctel de anticuerpos que se pasan por vena y que se tienen que poner en los primeros siete o diez días de la infección que es generalmente cuando no te pones malo. La enfermedad tiene la fase de replicación viral y la de respuesta inmune y es aquí, entre el día siete y el diez, cuando te pones muy malo y cuando puede peligrar tu vida. Y ahí es donde los anticuerpos monoclonales no son eficaces. Se trata de una medicación cara que debería ponerse en los primeros días justo cuando no sabes quién va a evolucionar bien y quién mal. Por eso, estos, concretamente no nos están abriendo una puerta importante. Moléculas en experimentación hay bastantes. Nosotros estamos participando en ensayos clínicos con estas moléculas, pero eso puede salir bien, mal o regular.
Denos una buena noticia, díganos que para otoño estaremos bien.
—Esto debería ser de los últimos coletazos de las ondas epidémicas. Confío en que a finales de año estaremos mejor pero con mucha prudencia. Nos queda solo la vacunación de la gente más joven. Y entonces deberíamos ver la luz. Pero luego nos van a quedar los negacionistas. Y esos también nos van a sobrecargar los hospitales.
"El coronavirus ha hecho muchos giros en el aire, y hasta ahora, todos para mal, ojalá haga alguno para bien"
"Somos una generación de médicos que, con esta pandemia, ha vivido el impacto de un meteorito"
"Se han juntado el hambre y las ganas de comer; verano con más contactos, y una variante más transmisible"