no quiere saber de sus raíces y me di cuenta de que no sabía demasiado de la vida de mis padres, de hecho me sorprendió bastante conocer la vida de mi madre. Al morirse encontré una caja de documentos entre los que había sobre todo cartas que se intercambiaban las mujeres exiliadas para saber cómo se encontraban y tener ese contacto". Carmen Kilner es hija de Ana María González Garate, ya fallecida, una de aquellas jóvenes maestras que atendieron a los niños vascos exiliados en Gran Bretaña huyendo de la guerra. Descubrió tarde y casi de forma casual que su madre había vivido el bombardeo y su interés por rescatar la memoria de lo que ocurrió le hizo involucrarse en la asociación que crearon Natalia Benjamín y Manuel Moreno, hijos también de una maestra y una niña. Ahora, es presidenta de las Asociaciones para los Niños Vascos evacuados al Reino Unido en el 37 con sede en Euskadi y también en Reino Unido. Carmen ha ido reconstruyendo parte de la historia de su madre aunque tiene inquietud por descubrir aún más. "Mis padres estaban más interesados en que nos integráramos en la sociedad en la que vivíamos que en contarnos su pasado. Querían que mirásemos para adelante. Ahora, después de hablar con más gente que ha sufrido las guerras entiendo por qué ellos querían que mirásemos al futuro".

Carmen cree que es importante mantener la memoria de todo lo que pasó, incluso, a veces te ayuda a comprender otras situaciones que se producen en la actualidad y situaciones de otros refugiados que ahora huyen de sus países que están en guerra.

Cuando Carmen empezó con la asociación dejó su trabajo y se metió de lleno en la historia. La recopilación de lo que ocurrió le ha llevado a dar charlas aquí en el País Vasco, en ikastolas, y le ha permitido comprobar en todos los lugares donde ha estado cómo muchos niños al llegar a casa y contar que habían estado escuchándola descubrían de sus familiares que ellos también tenían allegados que habían sido niños de la guerra.

¿Por qué su abuela dejaría a Ana María con solo 22 años apuntarse a las voluntarias que pedía el Gobierno vasco para acompañar a los niños que exiliaban al Reino Unido?

"Fue pura supervivencia", dice Carmen. "Los falangistas pegaban y maltrataban a las mujeres y no les dejaban ser maestras. No veían bien que fueran mujeres, maestras y menos aún que fueran algo políticas". Y fue así como Ana María embarcaría con los niños a los que incluso cantaba nanas para dormir. "Mi madre estaba muy preocupada de lo que pasaba en Euskadi. Cuando se anunció que había caído Bilbao nos contó que fue terrible. Llantos. Los chicos más mayores salieron para coger un barco en Southampton y llorar a sus familias pero fueron recogidos y llevados de nuevo a los campamentos".

La historia de su madre ha impregnado una forma de ser de Carmen, esa que le hace reflexionar sobre el comportamiento que existe ahora con los niños refugiados en todos los países. Su madre nunca quiso regresar, "al principio era volver de una democracia a una dictadura y además era muy complicado para una maestra. Después hizo su vida aquí". De hecho, Ana María conoció a su marido en el Hogar español en Londres donde se juntaría por aquellos años la juventud. Él, un estudiante de ingeniería civil en Madrid, también fue maestro de los niños exiliados, aunque se conocerían años después. Carmen siempre escuchó en su casa la historia de los niños exiliados y tuvo contacto desde pequeñas con una de las asistentas con la que su madre se reunía los fines de semana. "A mí -dice- me molestaba cuando otros niños niños llamaban a mi madre mamá. No lo entendería", confiesa.

Fue cuando su madre ya enferma y mientras ella le leía un libro -Solo serán tres meses- vio cómo intentaba comunicarse y darle señales de que ella había vivido esa guerra. Entonces, Carmen descubrió lo que seguramente para evitarle dolor sus padres nunca se lo habían contado.

Desde la asociación ha trabajado y trabaja para conocer la historia. De hecho se han publicado dos libros que ayudan a esclarecer el pasado: Campamento de recepción -North Stoneham y Dónde estaba mi madre The Oaks, Carshalton, Surrey que se puedan adquirir en la página euskadi@basquechildren.org.

"Me di cuenta de que no sabía demasiado de la vida de mis padres y eso me sorprendió"

"Los niños le llamaban a mi madre mamá y de pequeña no lo entendía y no me gustaba"

Asociación de niños evacuados