La lejía fue uno de los artículos que comenzó a faltar en las estanterías de los supermercados cuando se declaró la pandemia hace un año. Era general el desconocimiento sobre el virus al que se enfrentaba el mundo. Pero sí se sabía que la desinfección y la limpieza son una barrera de contención ante un virus. Mantener nuestro entorno en las mejores condiciones de higiene supone una prevención o contención de contagios y enfermedades en domicilios, comunidades de vecinos, empresas, hospitales, hostelería, escuelas, en todos los espacios en los que hay posibilidad de transmisión.
En esta situación, las empresas de este sector han adquirido una especial relevancia por su papel fundamental en los espacios que precisan sus servicios. Solo en la CAV hay cerca de 1.500 y alrededor de 200 en Nafarroa. Es decir, que el ramo de la limpieza y desinfección está muy atomizado. Además, para hacer frente a esta situación "nos hemos tenido que informar, formar e ir mejorando y adaptándonos en los sistemas y protocolos para aplicar las mejores soluciones en diferentes escenarios", explica Javier Campuzano, director general de Clyma S. L. especialistas en servicios de desinfección, con 41 años de experiencia y que trabajan en hospitales como Txagorritxu y Basurto, entre otros centros. Esta labor se ha hecho más visible y se valora más en plena crisis sanitaria. En este contexto, ha aumentado el volumen de sus servicios. Pero, por otro, han perdido como clientes a empresas que han cerrado por la crisis causada por la pandemia.
Acciones de choque
Su forma de trabajo ha cambiado reforzando su seguridad porque lo hacen más protegidos. Cuando se detectan contagios masivos por covid-19 en un lugar concreto, como ha ocurrido en la comunidad vecinal del barrio de Santutxu de Bilbao que se ha saldado con seis fallecidos, se realizan acciones de choque tanto de limpieza como desinfección utilizando diferentes técnicas dependiendo de la instalación, además de refuerzos, de forma extraordinaria. "En el caso de un edificio de viviendas hay que tener muy claro que tenemos muchas personas habitándolo, que en principio no va a ser desalojado, y es por ello que se deben adoptar medidas de seguridad para no provocar otros problemas a la hora de la desinfección, por ejemplo. A todo ello se aportará una serie de recomendaciones a los usuarios", explica Campuzano.
Doble de bajas laborales
Los empleados que acuden a desinfectar se enfundan en toda la protección necesaria según el protocolo diseñado para cada situación: guantes, mascarillas, buzos, patucos, pantallas... Trabajan en lugares que pueden ser focos de contagio de covid, y "tienen miedo, de hecho tenemos el doble de bajas laborales" que antes de la pandemia. Y es que se emplean a fondo. Son limpiezas muy exhaustivas y controladas con posteriores desinfecciones y verificaciones con materiales y equipos cada vez más sofisticados. Estas labores se suman a su día a día de mantenimiento de la higiene en instalaciones, estudios ambientales, gestión de la calidad de aire interior y suministro de equipos purificadores, monitorizadores de aire interior, equipos de desinfección y elementos y artículos para la prevención.
El riesgo cero no existe en ningún lugar. Así que las empresas deben cumplir unos pasos de actuación muy estrictos tanto en limpieza como en desinfecciones. Colegios, hospitales, residencias, edificios, cada situación es diferente, de alguna manera, y como tal requiere una planificación diferente. En términos técnicos, los procedimientos pueden ser pulverización, nebulización, vaporización, rayos UV-C, aplicación virucidas, etc. Limpieza e higiene son, en estos momentos, de primera necesidad.