Los ciudadanos nos preguntamos cómo es el trabajo de un rastreador de casos de coronavirus, pero, ¿cómo sería esta situación si el rastreador tuviese un 75% de discapacidad visual? Es la situación de Ana Zabalza, una joven de 30 años que ejerce esta profesión en Refena, el centro de Iruñea desde el que se rastrea el covid en Nafarroa.
Zabalza aprobó en 2018 unas oposiciones para Salud y Servicios Sociales, tras lo cual le llamaron para ofrecerle el puesto. No es la primera experiencia que tiene de trabajo para la administración pública, pero sí la primera que no ha sido efímera. Los anteriores intentos, asegura, fueron anecdóticos, y así lo denunció públicamente en este periódico. Trató de desempeñar sus funciones como trabajadora social en junio, y no pudo hacerlo debido a que su lector de pantalla, un programa que le lee lo que está escrito en los dispositivos digitales, no era compatible con la Intranet del departamento. Lo mismo le volvió a ocurrir con otro empleo público que le ofertaron en el barrio de La Milagrosa, en la capital navarra. Remarca que en todo momento ha contado con el apoyo de los trabajadores de Osasunbidea en Refena. Gracias a este apoyo y a las funciones que puede desempeñar sin depender de Atenea, Zabalza ejerce desde hace septiembre de rastreadora. "Puedo llamar a la gente para comunicarles que han sido diagnosticados como positivos, después de que me pasen un documento Excel con sus números de teléfono, el código de emergencia sanitaria y sus nombres".
Informa que llegó un momento en el que todo el mundo hacía estas llamadas. Entonces le preguntaron si podía gestionar el correo y les contestó que eso podía realizarlo perfectamente gracias a su lector de pantalla. Explica que el correo implica muchas cosas, como gestionar mensajes de la gente que afirma que es positiva, a los que tiene pedir que le manden su lista de contactos. "También te puede llegar alguien con una baja, lo cual hay que reenviarlo al equipo de bajas laborales. Hay días que hay cero mensajes, pero ha habido otros en lo que hemos recibido hasta 800".
FALTA DE ADAPTACIÓN
El problema al que se enfrenta, relata, es la falta de adaptación del lector de pantalla al programa de salud, ya que si le preguntan un resultado, por ejemplo, no puedo acceder a la historia clínica, y si le piden una cita PCR, tampoco puede darla, "porque todo está en la Intranet. En esos casos tengo que encargarme a ver si pillo a alguien por ahí y pedirle ayuda, o explicarle que hay que citar a tal paciente". El rastreo, asegura, puede hacerlo sin problemas. Pero, tampoco puede crear registros de los casos, por lo que después de hacer las preguntas de rigor a los afectados, debe mandar toda la información al correo corporativo del equipo.
Para paliar esta situación, cuenta que ahora están creando en Google Drive carpetas de información compartida de todo el equipo, para que así también pueda acceder ella. Sobre no poder consultar la historia clínica de la gente que rastrea, afirma sentirse frustrada. "Les hago preguntas que ellos piensan que ya sé porque figuran en el historial, y que son como de cajón, por lo que se muestran sorprendidos. Entonces les digo que no tengo acceso, sin más explicaciones".
Zabalza explica que debido a estas tareas que no puede realizar, el primer mes lo pasó muy mal. El asunto que le generaba tanta ansiedad y que a día de hoy le molesta es "que todo siga igual desde junio, cuando se avisó a la administración navarra de que las personas con discapacidad visual teníamos este problema de adaptación. El argumento que me dieron fue que el coste de la adaptación era muy elevado y que además llevaría mucho tiempo". También le dijeron que la adaptación puede atentar contra la protección de datos. "Es como tratar de justificar por qué no se está cumpliendo un derecho básico, que es el derecho a la vida laboral", señala.
Ahora se muestra contenta con la función que realiza, que es parte indispensable de la lucha contra la pandemia. Lo mejor, asegura, son las muestras de agradecimiento que recibe de la gente atendida. "El tiempo que me sobra debido a no poder entrar en la Intranet lo dedico a hacer un mayor seguimiento de los casos que rastreo, lo cual a esas personas les produce mucha satisfacción. Es un trabajo que merece la pena".
En lo referente a la cantidad de trabajo que soportan en Refena, destaca que la situación está más calmada que hace unas semanas, cuando era caótica, pero cree que las medidas que ha tomado el Gobierno navarro han sido positivas para rebajar la elevada incidencia de contagios. De todos modos, Zabalza muestra preocupación por lo que pueda ocurrir en las fechas navideñas y hace un llamamiento para mantener las medidas de seguridad: "Entiendo que la gente tenga ganas de dar un abrazo a un familiar o irse de juerga. A mí también me apetece, pero tenemos que entender que ahora mismo no se puede".
"La gente no quiere solo que tengas buenas palabras, quiere que le soluciones sus problemas"
ANA ZABALZA
Rastreadora en Refena