- Estamos asistiendo a una crisis sanitaria, social y económica, como nunca habíamos imaginado. El SARS-Cov-2 arrasa con ferocidad las células, las coloniza y las destruye, pero también está arrasando con la economía de los países y con la seguridad y confianza de las personas.
"En salud nunca antes nos habíamos enfrentado a un reto así. Nunca tuvimos que gestionar la atención a nuestros pacientes en escenarios tan complejos, y en algunos lugares, catastróficos. La atención sanitaria se ha convertido en un living-lab, donde hemos aprendido de los errores, también de los aciertos, y donde los medios de comunicación han hecho un seguimiento diario de lo que ha venido sucediendo", sostiene Manuel Bayona, director gerente del Área V del Sespa.
Sin embargo, en la sociedad de Internet hay un nuevo agente transversal, que son las redes sociales, "en cuya coctelera se baten miedos, incertidumbres, medias verdades, algún conocimiento, incluso expectativas e intereses, generando información no siempre de calidad, y sí inmediata e influyente, subraya Bayona.
Sobre este tema giró una de las mesas del Congreso de salud digital, celebrado en el Palacio de Miramar de Donostia, del 7 al 11 de septiembre, moderada por el doctor Bayona. Un sesión que contó con la participación de Ángeles Barrios, consultora de comunicación; Joan Carles March, profesor de la EASP; y Juanjo Bote Ruiz de Gordoa, responsable de comunicación de la Fundación Hospital Alcorcón, entre otros.
En esta sesión del Congreso, dirigido por Marisa Merino, directora gerente de OSI Tolosaldea en Osakidetza, se puso sobre la mesa la visión de la información compartida, en o sobre la pandemia, en prensa y redes sociales, pasando de lo más general a lo más específico.
"Tanto confinamiento fomentó la información sobredimensionada. Pero hiperinformar no es informar mejor, hemos hecho eco de habladurías, dado pábulo a rumores, elucubraciones y en ocasiones convertido a nosotros mismos, los periodistas, en noticia, lo que no es en absoluto buena noticia. Y a consecuencia de esto hemos zigzagueado en la incertidumbre científica y epidemióloga hasta rozar la línea roja de la fiabilidad, ya muy tocada por la excesiva ideologización de los medios. Cuando se reporta información sobre un fármaco o una vacuna ya no sabemos si somos creíbles", se apuntó en la sesión Compartiendo información de calidad: la prensa y las redes sociales.
En esta línea, Ángeles Barrios, consultora de Marca, Comunicación y Asuntos Públicos, reconoció que en la pandemia se ha confirmado la crisis existencial en la que se encuentran los medios de comunicación desde hace tiempo -en cuanto a reformular y cumplir su función social- y se ha puesto en evidencia que faltan periodistas capaces de filtrar e interpretar realidades complejas y que faltan comunicadores especializados en salud. "Y digo comunicadores porque no podemos poner todo el peso de la culpa en los periodistas. La intermediación ha desaparecido. Todos, absolutamente todos, somos fuentes de información, somos sujetos comunicadores. Mucho más las instituciones y las empresas, por su capacidad de influencia y su peso en la crisis", explica esta experta.
Para Ángeles Barrios, el problema no es sólo la calidad de la información, sino la credibilidad de la fuente. Y aquí nuevamente vemos que la pandemia agudiza y se ve agravada a la vez por un serio problema de nuestra sociedad actual, que ha dado lugar a la radicalización en política y a fenómenos como el brexit o la victoria de Trump, entre otros. "El discurso que triunfa es el de la conspiración: una intriga sencilla de entender, que moviliza emociones simples, en este caso, el miedo", recalca, al tiempo que aboga, en el contexto de una sociedad digital, por la comunicación como pilar para la salud pública.
Ante la próxima pandemia que vendrá sostiene que hay que dotar a las organizaciones de herramientas de comunicación interna y externa que permitan reducir la incertidumbre.
En esta línea, aboga, al igual que todos los intervinientes, por hacer análisis y autocrítica del papel de los medios en los momentos duros de la pandemia, así como construir relatos positivos creíbles y líderes confiables. Todo ello sin olvidar incorporar la educación en salud en las aulas y establecer nuevas formas de comunicarnos con los pacientes. "También hay que crear conciencia ciudadana; hay que anticipar, prevenir", sentencia Barrios.
Joan Carles March, profesor en la Escuela Andaluza de Salud Pública y uno de los médicos más digitales de la actualidad, con miles de seguidores en Twitter, también se muestra partidario de una mayor transparencia informativa y un mayor liderazgo desde las instituciones sanitarias para dar mayor veracidad a sus mensajes.
"En la divulgación, contar lo que se hace, es básico, pero hay que hacerlo con honestidad, humildad con hechos para contagiar emociones positivas, viralizar los mensajes y llegar a más gente".
El periodista Juan José Bote Ruiz de Gordoase refirió a la comunicación interna en un hospital durante la pandemia del covid. "Se realizaron comunicaciones internas en las que varios especialistas del centro -de medicina interna, preventiva e infecciosas- expusieron el conocimiento que en aquel momento se tenía sobre el coronavirus; las sesiones estaban dirigidas a todos los profesionales del hospital; también se mandaron correos masivos a los profesionales desde los primeros ingresos", explicó.
Según Bote Ruiz de Gordoa se decidió informar con trasparencia desde el primer día, a pesar de los momentos de incertidumbre vividos.
"Se apostó desde el primer día por mantener la transparencia con los profesionales"
Comunicación hospitalaria
"El problema no es solo de la calidad de la información, sino de la credibilidad de la fuente"
Consultora de Marca y Comunicación