os mandaron a casa para protegernos de un virus. Pero para las mujeres que sufren violencia, maltrato, el estar en casa no les ha servido protegerse. Todo lo contrario”. El Servicio de Atención Telefónica a Mujeres Víctimas de la Violencia -Satevi- no ha dejado de funcionar las 24 horas del día durante la crisis sanitaria.
Gestionado por el departamento de Empleo y Políticas Sociales del Gobierno vasco, este importante teléfono de ayuda está atendido por psicólogas, trabajadoras sociales y educadoras, un equipo multidiciplinar especializado en la violencia contra las mujeres.
Y ha sido vital para atender a muchas mujeres víctimas de la violencia, que vieron cómo el confinamiento aumentaba su fragilidad ante sus agresores. Mujeres, señala Oiane Zarate, coordinadora de Satevi, que llamaban con la urgencia de no saber qué hacer. “La situación les había sobrepasado y no sabían cómo gestionar lo que tenían en casa. Mucha demanda de información muy concreta en relación a cómo poder afrontar esta situación”, explica.
Mujeres que convivían con el agresor y que aprovechaban momentos en los que él abandonaba la casa, por ejemplo, para tirar la basura o hacer algún recado para llamar al 900.840.111. “O incluso estando en casa, nos tenían que contar cosas en clave para poderles orientar y valorar la situación”, incide Oiane Zarate. “En un tiempo de normalidad, las llamadas que recibimos se hacen es en cualquier momento del día donde ellas encuentran ese momento de soledad. Ahora, hemos sido un servicio de respiro en todo este confinamiento”, dice la coordinadora de Satevi.
Y por otro lado, también han atendido a mujeres que no conviven ya con sus agresores, pero con diferentes situaciones: por ejemplo, aquellas que han vivido la incertidumbre de cómo procede con sus hijos e hijas durante el confinamiento; mujeres en ERTE o autónomas que se han quedado sin ingresos que han tenido que depender de ellos; o mujeres separadas a las que les han aflorado secuelas psicológicas.
Y, así, hasta un largo etcétera, en el que se incluyen, también, mujeres que han tomado conciencia de su situación; o que ya eran conscientes de la violencia que sufren y han decidido dar un paso de separación. “Ahora estamos en otro momento, cómo llevar a cabo lo que han sido conscientes durante el confinamiento”, señala Oiane Zarate.
Superada la reclusión obligatoria en casa, ahora las llamadas reflejan el miedo a lo que la enfermedad y el covid-19 puede provocar en sus vidas. Si enferman, qué les puede pasar a sus hijos e hijas, por ejemplo. El no saber qué va a poder pasar. “Nosotras seguimos reforzando toda la información que se está dando y las acompañamos en el proceso en el que se encuentren”, explica Oiane Zarate.
Seguir trabajando, en definitiva, el empoderamiento de todas las mujeres víctimas que llaman a Satevi; y también llegar a aquellas cuyos casos se ponen en conocimiento de las psicólogas, trabajadoras sociales y educadoras a través de profesionales que piden apoyo de cómo proceder, además de amistades y familiares preocupados. Una red de apoyo fundamental a la que, por supuesto, siempre se orienta, pero ante la que, también, siempre se insiste en que faciliten a la víctima el teléfono para que pueda ser ella la que pueda llamar en cualquier momento.
Máxime, recuerda, cuando se trata de un servicio gratuito, anónimo y que no deja rastro en la factura. Además, el servicio telefónico atiende hasta en 51 idiomas a fin de que el lenguaje no sea una barrera para pedir ayuda y es accesible para mujeres con discapacidad auditiva y/o del habla.
El teléfono del Servicio de Atención Telefónica a Mujeres Víctimas de Violencia impulsado por el Gobierno vasco está en coordinación con el 016, de ámbito estatal y puesto a disposición para atender los casos en aquellas comunidades autónomas que no disponen de un número propio.
De esta manera, todas las llamadas recibidas desde la CAV al 016 son derivadas al equipo del Servicio de Atención Telefónica a Mujeres Víctimas de la Violencia, con lo que los casos son tratados directamente desde la CAV.